CAMPECHE, CAMP. El cáncer cervicouterino avanza sin piedad en Campeche, donde 101 mujeres enfrentan un diagnóstico que, en muchos casos, llega demasiado tarde. La mayoría de estas pacientes se encuentra en etapas 3 y 4, cuando el tratamiento es más complejo y las posibilidades de control se reducen drásticamente.
Este escenario no es solo una estadística, sino una llamada urgente a la prevención. Por ello, Nicolás Briceño, director del Centro Oncológico de Campeche, fue claro. “La prevención es la única salida para detener este mal antes de que progrese”.
El cáncer cervicouterino, ligado en gran medida al virus del papiloma humano (VPH), sigue ganando terreno en la entidad debido a la falta de revisiones médicas oportunas. La detección temprana puede marcar la diferencia entre un tratamiento exitoso y una batalla cuesta arriba contra un enemigo silencioso.
El poder de la detección temprana, un simple chequeo, como el Papanicolaou o la prueba de VPH, puede identificar lesiones antes de que se conviertan en cáncer. Las autoridades sanitarias recomiendan realizarse estas revisiones al menos cada dos años, incluso sin síntomas. Sin embargo, muchas especialmente madres jóvenes, postergan estas consultas por miedo, desconocimiento o descuido.
En Campeche, la situación es alarmante. Las 101 mujeres diagnosticadas representan historias de vida marcadas por el dolor y la incertidumbre. Muchas de ellas podrían haber evitado un diagnóstico tardío con un chequeo a tiempo. La enfermedad no discrimina, pero la prevención sí puede cambiar su curso.
LLAMADO A LA ACCIÓN
Las autoridades sanitarias han intensificado las campañas de detección, pero el verdadero cambio depende de la decisión individual. Acudir al médico no es solo un acto de cuidado personal, sino una responsabilidad hacia la familia y la comunidad.
“La salud no admite postergaciones”, enfatizó Briceño, subrayando que un diagnóstico temprano puede salvar vidas. La cifra de 101 casos es más que un número: es un recordatorio de que el cáncer cervicouterino sigue siendo una amenaza evitable. Las mujeres de Campeche merecen vivir sin el temor de un diagnóstico tardío. La prevención está en sus manos, y el tiempo es ahora.

