CDMX. La bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Senado de la República se tambalea tras la renuncia del senador Néstor Camarillo, quien anunció su salida, argumentando la necesidad de impulsar “una verdadera agenda ciudadana”.
Con esta baja, sumada a la reciente salida de Cynthia López Castro en noviembre de 2024, el PRI se reduce a 13 senadores, cayendo a la cuarta fuerza en la Cámara Alta y profundizando una crisis que pone en entredicho su capacidad de oposición.
El liderazgo de Alejandro Moreno Cárdenas, conocido como “Alito”, enfrenta un nuevo capítulo de cuestionamientos. La desbandada de legisladores refleja un partido en franca decadencia, incapaz de articular una identidad clara o de frenar la hemorragia de cuadros.
Aunque el PRI aún conserva figuras de peso en el Senado, como Manuel Añorve, Miguel Riquelme, Carolina Viggiano y Claudia Anaya, la pérdida de cohesión interna y la falta de una estrategia sólida debilitan su relevancia en el escenario político nacional.
En Puebla, la salida de Camarillo, quien también era dirigente estatal del PRI, forzó un reacomodo en la cúpula del partido. Delfina Pozos Vergara, hasta ahora secretaria general, asumió la presidencia estatal, mientras que Gabriela Fuentes Pérez ocupará su lugar. Estos movimientos, sin embargo, no logran disimular el impacto de la renuncia en un estado clave para el tricolor.

