CDMX. – Alejandro “Alito” Moreno, líder nacional del PRI y senador, enfrenta un septiembre decisivo. La Sección Instructora de la Cámara de Diputados podría emitir en los próximos días el dictamen sobre su desafuero, un proceso que lo despojaría de la inmunidad parlamentaria y lo pondría frente a la justicia por acusaciones graves: peculado y desvío de más de 83 millones de pesos durante su gestión como gobernador de Campeche.
Por lo que, este año, el tradicional Grito de Independencia podría resonar con un eco diferente para “Alito” Moreno, quien podría darlo sin el escudo del fuero.
También es de destacar que los nuevos integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), empezarán su gestión con un gran reto: mostrar a la ciudadanía que su voto de confianza está resguardado y sobre todo aplicado a los otrora intocables.
Las cinco carpetas de investigación de la Fiscalía Anticorrupción de Campeche no son un asunto menor. Señalan a “Alito” por ejercicio indebido del servicio público y actos de corrupción, delitos que manchan no solo su trayectoria, sino la credibilidad de un partido que lucha por recuperar su relevancia.
La magnitud de los recursos presuntamente desviados plantea una pregunta ineludible: ¿cómo puede alguien señalado por tales irregularidades seguir al frente de un instituto político que dice abogar por la transparencia? El presidente de la Sección Instructora, Hugo Eric Flores, ha sido claro: el proceso es jurídico, no político.
La Constitución y la ley serán los únicos faros en este camino.
Por lo que se reitera que la manera de impartir la justicia de ministros, jueces y magistrados será el nuevo termómetro.
Ante todo, si el desafuero de Moreno se concreta, será una prueba de fuego para la imparcialidad de nuestras instituciones.
El caso de “Alito” no es solo un asunto personal; es un reflejo de la lucha contra la impunidad que México exige. Que el líder del PRI enfrente la justicia sin privilegios enviaría un mensaje poderoso: nadie está por encima de la ley. Mientras el dictamen se acerca, la pregunta no es solo si Moreno dará el grito este 15 de septiembre, sino si lo hará con la sombra de la justicia pisándole los talones. Mientras Cuauhtémoc Blanco, pone sus barbas a remojar.
