Cancun.- El sol se ocultaba sobre la Supermanzana 21, y el ambiente en el parque de pelota ya era de fiesta. En medio del rugir de los aficionados, el diamante del estadio “Beto Ávila” se vistió de gala para recibir a los Tigres de Quintana Roo y a los Olmecas de Tabasco en el arranque de una serie con sabor especial.
Ahí, en el centro del diamante, la figura de Rafael Cantón Martínez de Escobar, director operativo de Grupo Cantón, acaparó reflectores al realizar el lanzamiento de la primera bola, cumpliendo con uno de los rituales más icónicos del béisbol.
Con paso seguro subió al montículo y, tras recibir la señal, lanzó un sólido envío que cruzó la zona de strike, recibido por las manos del catcher de los Tigres, Vicente Valenzuela.

Un momento para el recuerdo
“Es un momento muy especial, sobre todo porque se da en un juego entre dos equipos de dos estados que quiero tanto: Tabasco y Quintana Roo”, expresó emocionado Cantón Martínez de Escobar tras la ceremonia.
La postal no podía faltar: directivos de la organización felina, la inconfundible mascota “El Tigre Chacho”, porristas y representantes de Grupo Cantón se reunieron en el montículo para inmortalizar el momento que refuerza los lazos entre los medios de comunicación y el béisbol profesional en México.
“Siempre es importante estrechar lazos estratégicos con los equipos profesionales del béisbol mexicano. Tigres es un equipo muy querido en Quintana Roo y les agradecemos la invitación”, agregó el directivo.

Juego, emociones y sabor caribeño
La ceremonia dio paso a la presentación de las novenas y al inicio del primer juego de la serie. En las gradas, familias completas, niños con guantes listos para atrapar la bola, vendedores de marquesitas y el aroma a tacos al pastor complementaban la experiencia única de un “Beto Ávila” vibrante.
El béisbol volvió a demostrar que no es solo un deporte, sino una tradición que une a generaciones en un ambiente de comunidad, identidad y pasión.

