CDMX. – Hugo Aguilar Ortiz como presidente virtual de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emerge como un símbolo de ruptura con el elitismo judicial y un defensor de una justicia que refleje la diversidad de México.
Su decisión de rechazar la toga tradicional y usar trajes de gala indígenas no es un capricho, sino un manifiesto: la justicia debe ser cercana, humana y representativa de las comunidades que históricamente han sido marginadas.
“No me convertiré en un funcionario tradicional”, afirmó Aguilar, reafirmando su compromiso con una Corte que priorice la verdad real sobre el formalismo legal.
Con más de 30 años defendiendo los derechos de los pueblos indígenas, desde los diálogos de San Andrés con el EZLN hasta su labor en el INPI, Aguilar propone una justicia territorial que dialogue con las comunidades, fortaleciendo figuras como el Amicus Curiae y realizando visitas in situ para entender las realidades del país.
NORMA PIÑA Y EL OCASO DEL PRIAN EN LA CORTE
En contraste, Norma Piña, actual presidenta de la SCJN, representa la resistencia de un viejo régimen que se aferra al poder. Según reportes, Piña ha estado ocupada firmando acuerdos para blindar a jueces y ministros, magistrados ligados al PRIAN, asegurándoles impunidad por acciones pasadas y futuras.
Estas maniobras no son solo un intento de proteger a una élite política y económica, sino un ataque directo a la confianza en el Poder Judicial. Bajo su liderazgo, la SCJN ha sido señalada por servir a intereses privilegiados, perpetuando un sistema que excluye a las mayorías, especialmente a los pueblos indígenas, cuya representación en la Corte ha sido nula desde Juárez.
YA NOS TOCA: HACIA UNA JUSTICIA PARA TODOS
La llegada de Aguilar Ortiz no es solo un triunfo personal, sino un paso hacia la democratización de un Poder Judicial que debe servir al pueblo, no a las élites.
Mientras Piña y el PRIAN buscan perpetuar la opacidad y la impunidad, Aguilar propone una Corte pluricultural que escuche a las comunidades y rompa con el aislamiento institucional. México merece una justicia que refleje su diversidad, y con Aguilar Ortiz, ese cambio está más cerca que nunca. Como él mismo dijo: “Ya nos toca”. Y tiene razón: es hora de una justicia verdaderamente para todos.
Balazo: Norma Piña y el PRIAN se aferran al control de la SCJN con pactos de impunidad, pero Hugo Aguilar Ortiz llega para transformar la Corte en un reflejo del México profundo.
