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6 junio, 2025

LIMPIEZA

Campeche

ENTRE POLVO Y MILAGROS, LA LIMPIEZA YA COMENZÓ

CAMPECHE, CAMP. Bajo los escombros del templo San Luis Obispo no solo quedó el peso de una bóveda derrumbada: también yacía la angustia de una comunidad que, desde diciembre de 2024, esperaba señales de esperanza.

Hoy, esa señal ha llegado. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inició el pasado 9 de mayo los trabajos de limpieza y retiro de escombros. No es la reconstrucción aún, pero sí el primer paso firme para que el templo vuelva a levantarse.

“Por ahora no hay una fecha exacta para la reconstrucción total”, explicó Luis Ángel Mendoza, vocero de la Diócesis de Campeche, en entrevista con CAMPECHE HOY. Pero la esperanza crece entre cada piedra retirada, entre cada imagen resguardada, y entre cada oración pronunciada por los fieles. Y aunque la bóveda aún no tiene fecha de resurrección, ya hay movimiento dentro de sus muros.

URGENCIA ANTE LA TEMPORADA DE LLUVIAS

La razón de esta limpieza apresurada es clara: el clima no perdona. Con lluvias pronosticadas para las próximas semanas, dejar los escombros expuestos sería un riesgo. “El INAH no quiere que el techo se agriete más o que el escombro se suavice, eso complicaría todo”, advirtió Mendoza.

Los trabajos comenzaron con la remoción de los escombros del área colapsada y la separación de materiales reutilizables. También se realizó el rescate de imágenes religiosas, incluido un detalle que ha sido interpretado por muchos como un verdadero milagro.

“La figura de la Divina Providencia quedó intacta. Ni un rasguño, ni una grieta. Solo polvo, como si algo más allá de lo humano la hubiera protegido”, manifestó el padre Fernando Manzo Barajas a través de sus redes sociales.

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UNA CIRUGÍA AL CORAZÓN DEL TEMPLO

Los equipos del INAH, con apoyo de especialistas en conservación, han ejecutado un meticuloso proceso que incluye: Limpieza y retiro de escombros.

Desmantelamiento de estructuras de madera del piso y barandales colapsados.

Acondicionamiento de un área segura para el resguardo y limpieza de imágenes religiosas.

Instalación de tapiales y andamios en el retablo.

Apuntalamiento de las secciones de bóveda aún estables.

Excavaciones para revisar los cimientos del templo.

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Retiro controlado de la mampostería dañada.

El trabajo es tan quirúrgico como urgente. Y aunque la reconstrucción completa tomará tiempo, estas tareas permiten garantizar que el templo no sufra daños mayores mientras se preparan los proyectos técnicos y presupuestos para su restauración.

UNA HERIDA QUE NO SE OLVIDA

El desplome parcial de la bóveda —de cañón corrido, típica del estilo renacentista de la nave principal— ocurrió en diciembre de 2024, como consecuencia directa de la humedad provocada por las fuertes lluvias. El colapso fue inmediato y alarmante, aunque  afortunadamente no se reportaron víctimas.

Desde ese momento, la comunidad de Calkiní y la Diócesis de Campeche se mantuvieron en contacto constante con las autoridades. El Centro INAH estableció comunicación con los tres niveles de gobierno, y se activó el procedimiento de seguro institucional. Las reuniones, estudios y visitas técnicas fueron muchas. Hasta que finalmente, el 9 de mayo, comenzó a moverse la tierra.

UN PROCESO SIN FECHA, PERO CON DIRECCIÓN

Por ahora, los trabajos seguirán durante las próximas semanas. El siguiente paso será la preparación del proyecto ejecutivo que defina el cómo y cuánto de la reconstrucción. Esto incluye la elaboración de catálogos de conceptos, estudios estructurales más profundos y la evaluación de los refuerzos necesarios para devolverle estabilidad a la bóveda.

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Aún no hay una fecha oficial para el arranque de la obra completa. Pero esta primera fase, aunque modesta, es determinante. De su correcta ejecución depende que el templo no se convierta en una ruina.

UN TEMPLO, UNA HISTORIA, UNA COMUNIDAD

El templo San Luis Obispo no es solo un edificio. Es historia viva de Calkiní. Con su atrio cercado, fachada plateresca y torre lateral, ha sido testigo de generaciones de bodas, bautizos, celebraciones patronales y duelos.

Es un símbolo de identidad para los calkinienses. Por eso, su restauración no es solo una obra arquitectónica, es una promesa de continuidad para un pueblo que se niega a olvidar. Mientras tanto, la Divina Providencia sigue allí. Sucia, pero intacta. De pie. Como el espíritu de Calkiní.

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