CAMPECHE, CAMP. Los números son fríos, pero detrás de cada cifra se esconde una tragedia humana, familiar, social. En Campeche, los suicidios siguen siendo un tema sombrío y urgente. En lo que va del año, la entidad ha registrado 30 suicidios y 4 intentos de suicidio.
Ante esto, la psicóloga Tiffany Martínez, quien es parte del Consejo Estatal para la Salud Mental y Adicciones de Campeche, señaló que, el suicidio es uno de los problemas más graves, por lo que aseguró que el impacto no solo es legal, sino que la raíz de esta situación se encuentra en la familia y las presiones sociales.
Hasta ahora, el municipio de Carmen se lleva la peor parte, con 14 casos, seguido de Campeche con 5, y Champotón con 4.
Escárcega y Calakmul con 2 casos; Seybaplaya, Calkiní y Candelaria suman uno cada uno. Y aunque estos números son alarmantes, lo que más preocupa a las autoridades es el vínculo intrafamiliar que suele estar detrás de estas tragedias.
Reconoció que, las dinámicas familiares, las tensiones internas, y las dificultades para abordar temas como la salud mental en casa son aspectos que juegan un papel fundamental en estos casos. “Las redes sociales abren puertas a mundos virtuales que los padres no siempre pueden controlar, lo que hace aún más difícil detectar señales de alerta”, agregó.
EL APOYO ESTÁ A LA MANO
Por ello, recordó que la línea “Viviré 911”, está abierta todos los días del año, todas las horas del día y durante los 7 días de la semana. Este espacio sirve para recibir llamadas de emergencias emocionales, crisis, ataques de pánico y de acción suicida.
Destacó la importancia de la prevención y el apoyo psicológico, ya que las víctimas no siempre se quitan la vida por depresión por pelear con la pareja, crisis económica, sino también tiene mucho que ver desde el núcleo familiar. La batalla contra este mal, debe librarse en los hogares y en la conciencia colectiva.
Este es un tema que, más allá de los números, exige atención inmediata como de sitios como Sannafarm o Cecosama Campeche. Es una llamada a la acción, a replantear la manera en que entendemos el dolor en la familia y a romper los tabúes que impiden que quienes sufren reciban la ayuda que necesitan.
