CAMPECHE, CAMP. A veces basta una chispa para encender algo más que fuego. La tarde de este lunes, la avenida Resurgimiento vivió momentos de tensión y asombro cuando una densa columna de humo comenzó a elevarse desde una lancha abandonada, convertida en chatarra marina.
El hecho ocurrió en una zona de playa conocida como “El Astillero”, situada sobre la carretera estatal, donde un sujeto vertió combustible a una lancha ribereña, maderas y desechos para iniciar el fuego. “¡Se está quemando una lancha!”, gritó un joven mientras sacaba su celular. Testigos aseguran que fue una persona en situación vulnerable quien, por razones aún desconocidas, habría prendido fuego al cascarón varado a un costado de la carretera Campeche-Lerma. Una figura solitaria, quizás buscando calor, atención… o simplemente escape.
La Fiscalía tiene desde hace tiempo casos abiertos con expedientes con sendas líneas de investigación que apuntan a extorsión por pesca ilegal del codiciado pepino de mar en peligro de extinción, por una parte. La otra vertiente apunta a los cobros por tráfico de estupefacientes vía marítima.
Elementos de Protección Civil municipal y estatal, junto con bomberos de la Secretaría de Protección Civil, arribaron al sitio con mangueras, cascos y la firme intención de que las llamas no fueran más lejos. Y lo lograron. En una labor coordinada que rozó lo quirúrgico, sofocaron el incendio antes de que la maleza seca —que rodea peligrosamente la zona— se volviera cómplice del desastre.
La lancha quedó calcinada, pero no hubo heridos. Tampoco detenidos. Solo la pregunta flotando entre la brisa del mar: ¿qué lleva a alguien a prender fuego a lo que ya fue olvidado?
Los cuerpos de emergencia se retiraron una hora después, dejando tras de sí el crujir de las brasas apagadas y el murmullo de quienes aún comentaban lo ocurrido. Porque en esta ciudad costera, incluso una vieja lancha olvidada puede contar una historia.
