CAMPECHE, CAMP. Bajo el calor sofocante, entre lonas improvisadas y la esperanza rota, un grupo de extrabajadores despedidos injustificadamente del Ayuntamiento resiste desde hace 288 días frente al Palacio Municipal. Hay al menos 408 demandas por despido injustificado en proceso.
“Nos dijeron: ‘agarra tus cositas y te vas’, así, sin más”, recuerda con voz entrecortada Lidia del Carmen Chávez Baza una de las integrantes de la protesta, despedida en 2019 tras 21 años de servicio. Reiteró que la demanda es que sean reinstalados en sus empleos, o al menos recibir lo que por derecho les corresponde. Por ello, han organizado un intenso volanteo para que campechanos se enteren de lo que ocurre, esto pues continúa el desinterés de la alcaldesa Biby Rabelo.
Son los invisibles. Los que no bloquean calles ni alzan pancartas estridentes. Solo están ahí, sentados en una carpa, día tras día, esperando que alguien escuche.
AYUNTAMIENTO SIN ATENDERLOS
Aunque hay al menos 408 demandas por despido injustificado en proceso, una recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del Estado para que se reinstale a los trabajadores, y una alcaldesa que solo una vez ha dado la cara, según los manifestantes. Lo hizo —aseguran— con promesas que se las llevó el viento.
¿Cómo lo enfrentan? Con resistencia pacífica. Organizan jornadas de volanteo para que la ciudadanía se entere de lo que ocurre, porque —dicen— muchos aún no saben. “Estamos intentando de todas formas que la gente vea lo que nos están haciendo”, afirma Lidia, sin ocultar el cansancio que arrastra en la mirada.
Protestan, porque la justicia laboral no ha llegado. Porque fueron despedidos sin causa aparente, sin justificación ni procedimiento. Porque quieren trabajar, no mendigar. Y porque, después de casi 300 días bajo la intemperie, sienten que solo les queda la voz.
“Nunca se había visto una manifestación tan larga aquí. Ya deberían habernos dado una solución, pero seguimos igual”, lamenta Gerardo Borges Guerrero, otro manifestante. Mientras tanto, la vida sigue girando en la ciudad: los funcionarios entran y salen, las sesiones del Cabildo continúan, y la carpa frente al Ayuntamiento se vuelve parte del paisaje urbano.
