CAMPECHE, CAMP. Por primera vez, el Día del Niño en varias primarias de Campeche no olió a pastel ni a pizza. Tampoco hubo dulceros, paletas ni piñatas llenas de caramelos. Esta vez, las risas de los niños brotaron entre rodajas de manzana, bastones de jícama, uva y mango. Contra todo pronóstico, no hubo lágrimas. Hubo muchos juegos, música y, sobre todo, mucha alegría.
Bajo el programa “Vida Saludable”, las escuelas decidieron cambiar la costumbre de saturar de azúcar a los pequeños por una celebración que dejará una huella diferente: una que enseñe desde pequeños que también se puede disfrutar comiendo bien. Y la sorpresa fue grande, a pesar de que algunos niños sí extrañaron el tradicional dulcero, la mayoría terminó agradeciendo la experiencia.
Durante un recorrido por Campeche Hoy en algunas escuelas como el Centro Escolar Miguel Hidalgo, pudo comprobar que, aunque los caramelos no estuvieron presentes, el entusiasmo sí. Los niños corrieron, jugaron, compartieron frutas y hasta repitieron cóctel. La nostalgia de algunos por la piñata o el chocolate no opacó el ambiente.
LOS PEQUES COMIERON DE TODO
Y claro, los protagonistas también opinaron. Ángel Chin, de 9 años, compartió que sus favoritos son la manzana y el plátano: “Yo siempre le pongo chilito si mis papás me dejan, hay muchas frutas que no me gustan, pero las probaré porque tengo que estar fuerte”.
Mientras que Yatziri Moguel reconoció: “Yo practico taekwondo y en casa me dan verduras y frutas, aunque muchas no son mis preferidas, se que debo comerlas, aunque esta vez si extrañe los dulces yo quería romper piñata”.
Mariela Sánchez, más reflexiva, dijo: “No me gustan muchas frutas, pero voy a intentar porque sé que me harán bien, en casa mi mamá las corta con figuras bonitas como la sandía, el mango y siempre le pongo chamoy, los refrescos son lo que más extraño pero quizá solo los fines lo tome”.
MADRES A FAVOR DEL CAMBIO
Y aunque se respetó el famoso “lunch libre” —porque, como recordó la Secretaría de Educación, “el lunch no se toca”—, muchos padres decidieron mandar a sus hijos con alternativas más saludables: hot cakes de avena, pastas con verduras, tortitas caseras, mini hamburguesas, e incluso pizzas o hot dogs preparados en casa con ingredientes más balanceados.
Los testimonios de las madres también reflejan ese giro de conciencia. Doña Martina Solís, por ejemplo, comentó: “Estoy a favor de que mi nieto coma frutas, aunque por ser su día, un chocolatito no le habría hecho daño. Pero se tienen que ir acostumbrando poco a poco”.
Mientras que Dulce Ramírez fue más firme: “Esto debe ser una responsabilidad de los padres.
Así como ahora comen sano, ojalá lo mantengan”. Samantha Piña, mamá de una pequeña feliz por su tupper lleno de fruta, confesó entre risas: “Hoy mi hija va a recordar que no comió azúcar, pero trataré de que entienda que ser niña sana la hará adulta feliz”.
FIESTA SALUDABLE Y CON FUTURO
En cada plantel no faltó la música —desde canciones infantiles hasta los hits del momento—, y los juegos clásicos como la cuerda, las escondidas o el famoso baile de la silla revivieron la esencia de un Día del Niño auténtico. Además, hubo payasos y animadores que con bromas y trucos pintaron la jornada de carcajadas y energía.
El mensaje fue claro: sí se puede tener un Día del Niño sin tanta azúcar, sin perder la diversión. La clave está en el enfoque. Si se les enseña a los niños a disfrutar lo sano con el mismo entusiasmo que lo dulce, las futuras generaciones no solo serán más saludables, sino también más conscientes. Hoy no hubo dulces. Pero sí hubo amor, cuidado, colores y salud.
