En un mes, desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, China ha demostrado un avance vertiginoso en múltiples sectores estratégicos, consolidando su liderazgo en tecnología, infraestructura y energía.
Mientras el expresidente estadounidense se enreda en polémicas y conflictos internacionales, el gigante asiático ha desplegado una serie de iniciativas que refuerzan su posición como potencia global.
Entre sus logros más destacados, China anunció el arranque de 30 nuevos proyectos de energías limpias en África, reforzando su compromiso con el desarrollo sostenible en el continente. Al mismo tiempo, comenzó la construcción de la presa más grande del mundo en el Tíbet, con capacidad para generar 300 mil millones de kWh al año, un hito sin precedentes en infraestructura hidroeléctrica.
En el ámbito del transporte, China presentó su nueva generación de trenes ultrarrápidos, que se posicionan como los más veloces del mundo, marcando un nuevo estándar en movilidad avanzada. Además, su reactor nuclear experimental, conocido como el “sol artificial”, alcanzó un récord mundial al mantener plasma durante mil 66 segundos, un paso crucial hacia la generación de energía limpia e ilimitada.
EL SECTOR MILITAR TAMPOCO SE HA QUEDADO ATRÁS.
Los astilleros chinos completaron la construcción de un nuevo barco anfibio de asalto, el más grande del mundo, mientras que sus ingenieros presentaron la sexta generación de aviones de combate supersónicos, consolidando su capacidad de defensa y disuasión.
En el ámbito tecnológico, China lanzó “Deep Seek”, una plataforma gratuita de inteligencia artificial que ofrece capacidades avanzadas a una fracción del costo de sus equivalentes estadounidenses. Paralelamente, el país comenzó pruebas con tecnología 6G en sus redes de telefonía celular, superando a Starlink de Elon Musk en la carrera por la conectividad del futuro.
