MÉXICO. ¡Llegó la hora!, el futuro político de Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, líder nacional del PRI, pende de un hilo. La Sección Instructora de la Cámara de Diputados, encargada de procesar solicitudes de juicio político, se ha instalado, y entre los temas en su agenda destaca la acusación de enriquecimiento ilícito que pesa sobre el dirigente priista.
Con cada paso que da este órgano legislativo, se acerca más el momento en que “Alito” podría ver su fuero desvanecerse y enfrentar las consecuencias de años de controversias y señalamientos.
Cabe recordar que, desde agosto de 2024, la Fiscalía General del Estado de Campeche formalizó la solicitud de juicio político contra Moreno Cárdenas, amparándose en la acumulación de bienes y recursos inexplicables bajo el código penal local.
No es un caso aislado ni un rumor infundado: la denuncia es sólida, y el presidente de la Sección Instructora, Hugo Eric Flores Cervantes, ha reiterado el compromiso de manejar cada solicitud de forma imparcial, sin olvidar que las acusaciones contra “Alito” tienen una gravedad especial dada su influencia en el escenario político nacional.
Las palabras de “Alito”, sin embargo, no sorprenden. Se le escuchó declarar con un tono desafiante y retador, asegurando que no teme el proceso y calificando las acusaciones de “persecución política”.
Como ya es costumbre, buscó refugio en el discurso de victimización y acusó al gobierno de autoritarismo, prometiendo llevar sus denuncias “al mundo entero”. La postura de Alejandro Moreno no es nueva, pero esta vez sus palabras suenan vacías y carentes de respaldo, ya que el avance del proceso de juicio político parece inevitable.
Los mexicanos hemos visto de cerca la resistencia del PRI para afrontar las profundas reformas que el país necesita. Su dirigente encarna una casta política reacia a asumir responsabilidades y responder ante la justicia.
El líder priista insiste en que “no tiene nada que temer” porque, según él, ha actuado “apegado a la ley”. Sin embargo, los cargos son contundentes y están respaldados por una investigación exhaustiva, la cual coloca su fortuna personal bajo un escrutinio del que no podrá escapar solo con discursos de “persecución” y “fascismo”.