MÉXICO. El reciente fallo del Instituto Nacional Electoral (INE), que anuló la reforma estatutaria del PRI que permitió la reelección de Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas como presidente del partido, marca un punto de inflexión en la crisis interna del tricolor.
Dulce María Sauri Riancho, expresidenta del PRI, no tardó en exigir la renuncia de Alejandro Moreno, señalando que su mandato concluyó el 29 de agosto. ¿Cómo es posible que, una vez más, “Alito” se aferre al poder cuando la legalidad claramente ya no lo respalda?, dijo.
La lucha por el control del PRI no es solo una cuestión de estatutos o asambleas nacionales; es un reflejo de cómo Alejandro Moreno ha buscado perpetuar su liderazgo mediante maniobras legales, desafiando las normas internas del partido.
Sin embargo, esta decisión del INE revela que el partido, en efecto, está sin dirigencia legítima. Para Sauri y otros destacados priistas, la única salida viable es la formación de una dirigencia provisional hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se pronuncie definitivamente.
EN LA ENCRUCIJADA DE LA RENOVACIÓN
Priistas de larga trayectoria como Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell y Enrique Ochoa han señalado lo evidente: el PRI no es un feudo personal de Alejandro “Alito” Moreno.
