MÉXICO.– La inauguración del Parque Nacional del Jaguar en Tulum marca un antes y un después en la preservación de nuestra riqueza natural y cultural. Este proyecto, impulsado por el presidente Andrés Manuel López Obrador(AMLO) no sólo pone en valor más de mil hectáreas de tierras protegidas, sino que las conecta con el ambicioso Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto, integrando un modelo de desarrollo turístico sostenible y accesible.
Con una inversión de dos mil 700 millones de pesos, esta obra es un símbolo de la fusión entre progreso y respeto a la naturaleza.
El mensaje es claro: no se puede hablar de desarrollo sin conservar nuestro patrimonio ecológico y cultural.
Tulum, con sus playas, su selva y sus sitios arqueológicos, es un tesoro que debe ser protegido para las generaciones futuras. Las palabras del presidente al referirse a la llegada de las tortugas marinas a las costas de Tulum son una poderosa llamada de atención sobre la necesidad de seguir cuidando el entorno natural.
Este parque se erige como un santuario de biodiversidad, un refugio para la fauna local, y una muestra del compromiso del gobierno con el medio ambiente.
Pero este parque no sólo es un homenaje a la naturaleza.
El Museo de la Costa Oriental, con sus más de 300 piezas originales, es un recordatorio de la grandeza de la civilización maya, que ha dejado una huella indeleble en la historia de México. Como bien lo dijo Claudia Sheinbaum, presidenta electa, se trata de una recuperación de nuestra historia, pero también de los mayas actuales, quienes continúan siendo parte esencial del tejido cultural de la región.
El Parque Nacional del Jaguar y su conexión con el Tren Maya proyectan una visión de desarrollo regional que no se queda en los grandes centros urbanos, sino que permea hasta las comunidades locales.
