CAMPECHE.- En bicicletas, en motos, en autos, en combis o en autobuses, miles de personas arriban al ejido de Aquiles Serdán, conocido como Chuiná, para cumplir sus promesas o simplemente para cumplir con su fe, a la Virgen de la Dolorosa.
Los peregrinos llegan de todos los rincones de la Península de Yucatán y del país, donde se ha extendido la creencia de esta tierra sagrada, en la que no debe estar nadie el próximo Viernes Santo 29 de marzo, ante la creencia que de la Laguna, salen un enorme lagarto de oro, que devora a quien osa desafiarlo.
En el acceso al ejido, un grupo de personas cobran a las unidades motrices que ingresan, “el peaje”, siendo el mínimo de 30 pesos por unidad, entregando un pequeño recibo por ello.
Los creyentes ingresan a este ejido, buscando un sitio donde instalarse, lo cual puede ser un áreas comunales, en done aparcan los vehículos, instalan sus hamacas en los árboles o arman sus casas de campaña; aunque también hay quienes contratan espacios para “colgar hamacas”.
Tras ello, los católicos se dirigen a la capilla, para rendir su tributo o entregar sus promesas a la “Virgen de Chuiná”, que es la advocación de la Virgen de la Dolorosa.
El camino es lento por momentos, pues son miles de personas que acuden, por lo que se avanza entre puestos de ropa, aceites, recuerdos, veladoras, ramos de albahaca o ruda, entre otras.
No falta quien traiga su vestido de boda o los cuadernos o libros de sus hijos que lanzan a la Laguna que circunda la capilla, en alto de un cerro.
Al llegar ante la venerada imagen de la Virgen, los fieles encienden inciensos, veladoras y aceites, esperando un tiempo a qué estos se consuman un poco, mientras toman un poco de la cera de otras ya encendidas y con ello se hacen una cruz en el sitio de sus dolencias, hay quienes aseguran que el alivio de sus dolores es inmediato.
Una vez que se ha cumplido con la devoción, es tiempo de acudir a la Laguna para tomar un baño y dar por concluida su devolución a la Virgen de Chuiná.
