CAMPECHE. – La vida de Maguis fue de alegrías merecidas, hijos ejemplares y un esposo amoroso que, frente a su cama, le cantó su última serenata.
Su vida fue también de dolor diseminado en tantos años de lucha por mantenerse viva. Su fe en Dios, acumulada en cántaros derramados, la convirtió en guerrera estoica.
Cuando el doctor dijo a la familia, “se hizo todo lo posible”, la horda se reunió, de inmediato, alrededor de Maguis, el fuego sereno que siempre dio luz a nuestras vidas.
No faltó nadie, “benditas redes”, para rodearla, para decirle a gritos que la amábamos, que no había cómo pagar sus bendiciones. Lloramos, cantamos sus canciones tragándonos las lágrimas. Reímos contando chistes y recordando su sentido del humor. Oramos, la llenamos de gratitud, besos y caricias.
Cuando en el aparato aparecieron sólo — — —, se hizo el silencio, se levantó el techo del cuarto y una cálida lluvia nos empapó de paz.
Interpretando a Neruda, te digo: un día, hermana, subiré a nacer de nuevo contigo.
Qué feliz fui de haber crecido y vivido a tu lado.
¡MAGUIS, TE AMAMOS!
PD. Gracias, noble Gerardo, por tu riñón de oro y tu infinita bondad.
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— Campeche HOY (@CampecheHOYmx) 20 de junio de 2022