CAMPECHE. Ayer anotamos que en el PRI, en Campeche y en los corrillos políticos dicen que no hay que seguirle buscando tres pies al gato: se dice, se rumora y se comenta que quien “puso” a Alejandro Moreno Cárdenas, fue su otrora hombre de confianza y sucesor como gobernador sustituto cuando Alito se fue a dirigir los destinos del tricolor, Carlos Miguel Aysa González.
Esta es la segunda entrega de esta historia, que parece guion de telenovela, contada por personajes que la vivieron de cerca y que pidieron el anonimato.
TERCER ACTO: NEGOCIOS Y FAVORES
Carlos Miguel tomó las riendas del estado del 13 de junio de 2019 al 15 de septiembre de 2021, como gobernador sustituto, nombrado por su amigo Alejandro Moreno Cárdenas, quien se fue a dirigir los destinos del PRI nacional como su nuevo líder.
Los dos primeros años como gobernador sustituto, Carlos Miguel Aysa González “apechugó” ser el títere de Alito, pues se entendió de manera implícita que debía cuidarle las espaldas. Ser su “tapadera”, lo resumen en una palabra las fuentes informativas.
Y Aysa González también empezó a hacer negocios por su parte, siendo gobernador. No de la cuantía de los realizados por Alejandro Moreno, “pues Carlos Miguel siempre fue empleado de Alito”.
Así, rentó una de sus propiedades para que la Comisión para la Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de Campeche (Copriscam) tuviera su sede. La renta: 70 mil pesos al mes, que los campechanos pagaron con sus impuestos.
Pero en el último año, los desencuentros fueron constantes y se dio el rompimiento con Alejandro Moreno. “Carlos Miguel empezó a tenerle rencor y coraje a Alito, quien para seguir tenerlo comiendo de su mano”, hace a Carlos Miguel Aysa Damas, de 25 años de edad, diputado federal plurinominal.
Fue una jugada casi magistral de Alito, confiesan las fuentes de información, pues el gobernadorinterino ya tenía a su hijo con una curul en San Lázaro –sin mérito alguno y que incluso causó descontento en el PRI local–, y Alejandro empezó a alistar la campaña por la gubernatura de Campeche de su sobrino Christian Castro Bello, “obviamente, para seguir gobernando en la entidad”.
Mientras tanto, Karla Vicenta Aysa –hija del gobernador interino–, tras ser acusada de preparar un fraude electoral, y luego de varias denuncias, renunció la oficina de la presidencia del órgano electoral estatal.
CUARTO ACTO: El ROMPIMIENTO
El último año de la gubernatura de Aysa González fue una tortura para él, toda vez que se dio cuenta que habrían utilizado a su hija –titular de la oficina de la presidencia del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de Campeche (IEEC)– para manipular los resultados y fraguar un burdo fraude electoral a favor del sobrino de Alito.
Y es que Christian Castro Bello no levantaba con la fortuna que su tío le inyectaba a la campaña, ni con los 5 millones de dólares pagados al asesor español Antonio Sola (experto en guerras sucias) y mucho menos con las mapacherías de Rubén Moreira.
Mientras, la campaña de Layda Sansores subía como la espuma y era evidente que la morenista ganaría la elección. En ese momento, cuando vio peligrar su libertad, a Carlos Miguel Aysa se le acabó la lealtad con Alito.
Era evidente que al todavía gobernador sustituto –tarde que temprano– le caería la justicia por solapar actos de corrupción de su antecesor, de los cuales fue cómplice, y también por sus “pecados”.
Y tomó la decisión de pedir perdón antes de que lo acusaran. Y con esa premisa, se apersonó en Palacio Nacional… y confesó todo.
Estaba entre la espada y la pared, y no quiso arriesgarse a ser el chivo expiatorio y terminar en la cárcel. Por eso habría pactado, narran las fuentes, que su hijo se pasara a las filas de Morena, mientras a él le darían una embajada, la de México en República Dominicana.
Todo eso sucedió mientras Aysa González “cantaba” y “grababa”; “Carlos Miguel hizo su chamba, la entregó y voló…”, rematan las fuentes.
Y hay más audios de Alito, que se darán a conocer en su momento, afirman, “se llama timing político”.
COLOFÓN
Carlos Miguel Aysa, quien fuera secretario de Seguridad Pública en Campeche, es un experto en temas de espionaje político-policiacos. Por ello, aspiraba a negociar con Rosa Icela –la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana federal– una posición en dicha dependencia, pero prefirió salir del país como embajador.
ENTÉRATE
Dicen los que saben que Aysa González no solo estaba enterado de los sucios negocios de su jefe (conoce a todos los actores de la trama), sino que también participó de los negocios por debajo de la mesa, aunque en menor cuantía.
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— Campeche HOY (@CampecheHOYmx) 3 de junio de 2022