NACIONAL. Emilio Lozoya Austin llegó a la Ciudad de México en la madrugada del17 de julio de 2020, tras aceptar su extradición desde España, acusado por actos de corrupción en México, como aceptar sobornos de la empresa brasileña Odebrecht.
Y antes de que el ex director de Pemex llegara a la capital del país, Alejandro Alito Moreno –líder nacional del PRI–, de manera burda y cínica, se deslindó de Emilio, y habló que ese fue un caso de “corrupción individual”, además de que el ex funcionario nunca militó en el tricolor.
Alito afirmó: “existen deficiencias en el sector público, que llevaron a la deslealtad de funcionarios y desviaciones de su encargo… El PRI rechaza la corrupción y sus consecuencias y apoya las legítimas causas y demandas de la sociedad civil para combatir la corrupción”.
En el colmo de la desfachatez, espetó: “existen deficiencias en el sector público, que llevaron a la deslealtad de funcionarios y desviaciones de su encargo”.
También, de manera hipócrita, aseguró que “no admitimos la confusión de igualar la conducta de un individuo a la de una institución”, en una intentona por hacerse a un lado, dejando atrás lo que ya era público: su estrecha relación con Emilio Lozoya.
De ello, hay pruebas fotográficas, en donde los dos posan sonrientes para las cámaras. Pero como Pedro a Jesús, Alito negó a Emilio…
Y también hay datos duros de cómo operó Alejandro Moreno para tener recursos y financiar su campaña para diputado federal… pasando la charola entre empresarios de Campeche.
Así, anotó el que años max tarde sería su ‘columnista de cabecera’ Carlos Loret de Mola:
‘Alito habría reunido 200 millones de pesos, y a cambio prometió a los empresarios contratos con Pemex, por medio de su subdirector, Mario Ávila Lizárraga, quien posteriormente fue acusado de fraude a la paraestatal…’
El mismo periodista reveló que tras reventar el escándalo del fraude cometido por la empresa Oceanografía –de Amado Yáñez–, Alito abogó por su amigo Mario Ávila, y luego hizo lo mismo por el dueño de esa empresa, a cuyo dueño iba a ver a Miami en el mismo avión de Yáñez.
Emilio Lozoya, por su parte, fue el presunto “reventador” de Oceanografía, pues como director de Pemex presionó para “comprar” la empresa privada, a un precio irrisorio, y hacerse del control. Pero al ser rechazado por Amado Yáñez, el dueño, terminó por hundir al industrial.
Es decir, hubo un doble juego: Emilio era el policía malo, y Alejandro el policía bueno, el conciliador, el que cerraba negocios…
Ahora, uno está en la cárcel, y el otro es indagado por la Fiscalía General de la República.
ENTÉRATE
Alejandro Moreno Cárdenas desconoció al ex director de Pemex cuando lo detuvieron.
Te puede interesar.
#Nacional | Refinería, Tren Maya y desaparición de outsourcing, entre los factores que lo han impulsado.https://t.co/JnTKduggnA
— Campeche HOY (@CampecheHOYmx) 10 de mayo de 2022