Era el año de 1959 cuando 4 alpinistas mexicanos decidieron escalar el Pico de Orizaba, pero cuando iban en ascenso un glaciar en la montaña se desplazó más de 5 mil metros enterrándolos vivos.
Los cuerpos momificados de los alpinistas fueron hallados más de medio siglo después. Pero fue apenas este martes 13 de noviembre cuando el Ejército Mexicano logró desenterrarlos y recuperarlos.
Fue en marzo de 2015 cuando un grupo de montañistas mexicanos encontró, por casualidad, los cuerpos de tres personas momificadas, los cuales estaban abrazados. El caso llamó la atención de Luis Espinosa, retirado alpinista de ahora 81 años, quien aseguró que eran compañeros suyos, desaparecidos tras una avalancha.
Espinosa aseguró que reconocía el suéter de uno de ellos. También se encontró un anillo con las iniciales de uno de ellos.
Según Espinosa, esos cuerpos son los del ingeniero Enrique García Romero, ‘el Calavera’, de 24 años de edad; Juan Espinoza Camargo, de 17 años de edad; y el experto de montaña Manuel Campos Pérez, el Indio Verde.
Los tres, junto con un grupo de 16 montañistas, iniciaron el ascenso al volcán a través del municipio de Tlalchihuaca el 1 de noviembre en 1959. Pero mientras subían, un glaciar en la montaña se desplazó más de 5 mil metros y sepultó a cuatro de los alpinistas. Solo se recuperó el cuerpo de Alberto Rodríguez.
A 59 años de esa tragedia, la recuperación de los cuerpos se logró tras abortar expediciones en otros años. Se requirieron semanas de planeación y las buenas condiciones climáticas también facilitaron llegar a la parte más alta del Citlaltépetl.
Ahora, con exámenes de ADN, se hará una identificación oficial. Posibles familiares de dos de ellos ya están al tanto.