HANNOVER, ALEMANIA. Niels Högel era enfermero y se aprovechó de la indefensión de sus pacientes para matar a más de 100 en la Clínica de Delmenhorst, actos que reconoció haber cometido en el desempeño de su profesión.
Högel de 41 años, le suministraba elevadas dosis letales de medicamentos a los pacientes. Estuvo trabajando entre el 15 de diciembre de 2002 y el 24 de junio de 2005 en la Clínica de Delmenhorst, al oeste de Bremen, en el norte de Alemania; antes trabajó en un hospital en Oldenburg.
Högel ocultó su rostro detrás de un cuaderno cuando entró en la sala para evitar que le tomaran fotografías.
Entre sus compañeros de hospital era conocido como el “rambo-salvador brutal” porque casi siempre que debía darse una reanimación, Högel se presentaba y se encargaba de ello. Esta colección de reanimaciones, muchas de ellas con final mortal, empezó a levantar las sospechas entre el equipo médico.
Fue hasta que una enfermera lo descubrió atendiendo a un paciente que no le correspondía, la sospecha se volvió fundada, más cuando ese paciente murió al día siguiente y una prueba de sangre confirmó que Högel le había suministrado un medicamento no prescrito.
Los hechos podrían haberse evitado, señaló el jefe de la policía de Oldenburg, Johann Kühme, “si el entonces responsable hubiera contactado a las autoridades policíacas y dejado el caso en sus manos”.
Högel fue ya condenado a cadena perpetua en 2015 por haber matado a dos personas y haber intentado matar a una tercera; en 2000 también pasó por los juzgados por otro caso similar. Desde el 2008 está en prisión.