El 31 de octubre entró en vigor una norma para ciudadanos estadounidenses acusados de agresiones sexuales o agravios contra la integridad de los niños que pretendan viajar al extranjero.
Según informa el Departamento de Estado, los pasaportes de estas personas llevarán una leyenda en la contraportada que advierta sobre su delito.
Esta nueva norma deriva de la controvertida International Megan's Law (Ley Internacional de Megan), aprobada el año pasado para poner freno al tráfico y turismo sexual infantil. Lleva el nombre, precisamente, de una de las víctimas de estos actos.
La ley ha sido rechazada por organizaciones de derechos humanos debido a que obliga a los acusados a inscribirse en un registro de delincuentes sexuales, que permite la exposición pública de sus datos y fotografías.
Quienes tengan antecedentes penales de este tipo y pasaporte, el documento les será revocado y recibirán uno nuevo con el identificador mencionado.
La nueva norma tiene como objetivo prevenir a otros países respecto al peligro que puede representar el sujeto en cuestión. La entrada al destino es decisión de cada país, basada en sus leyes.
Por ejemplo, si un estadounidense con antecedentes decide viajar a Colombia, donde, según un informe del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de 2016, aproximadamente 52 menores de edad son víctimas de abuso sexual al día, puede ser que, al ver su registro, le impidan el acceso al país.
O si su destino es Indonesia, Bangladesh o China, lugares donde los crímenes contra menores son castigados hasta con pena de muerte, la persona no tendrá ninguna posibilidad de entrar a estos países.
La leyenda dirá: “El portador fue declarado culpable de un delito sexual contra un menor y es considerado un delincuente sexual de acuerdo a la sección 22 del Código de los Estados Unidos 212b(c)(l)”.
El Departamento de Estado es la institución encargada de proveer los pasaportes y el US Immigration and Customs Enforcement at the Department of Homeland Security, será el departamento encargado de proveer los nombres de los agresores.
La preocupación de esto no solo surge por casos particulares en diferentes países que alcanzan una gran atención mediática, también por cifras mundiales como las de The International Labour Organization, que advierte que 1.8 millones de niños alrededor del mundo son víctimas de tráfico sexual y pornografía cada año.
Con información de El Universal