Doña Irma Chan, de 84 años de edad, es un ejemplo de fortaleza física, pues desde las 9 de la mañana, sin importarle que sea entre semana o sábado y domingo, sale a diario a buscar una moneda para el sustento personal.
La viejecilla, que no utiliza bastón, se ve fuerte, y platica al reportero que no tiene trabajo, sólo un hijo que es casado. Ella vive en la colonia “Las delicias”, cerca de la ex estación del tren de carga. No tiene empleo ni nadie que le dé dinero, pero esto no le preocupa mientras cuente con fuerzas para salir a caminar y pedir ayuda.
“No me quejo de nada, no tengo ningún seguro, con lo que gano, a veces 40 ó 30 pesos al día, me basta para mantenerme, nadie da empleo a las personas de mi edad, no se acuerdan de nosotros, qué le vamos hacer”, dijo la lúcida mujer.
Ella va con su atuendo tradicional, un huipil sencillo, el cual lleva orgullosamente. No le pide más a la vida y se conforma con un peso o dos, y soporta el sol por cualquier rumbo de la ciudad.
“Recorro algunas calles de la colonia Santa Ana y parte del mercado a pie, no alcanza para transporte, no tengo credencial de Inapam porque no sé nada de ello, ni quien me oriente, estoy acostumbrada a caminar, además los camioneros no respetan esas cosas y si me ven no me dan parada”, aseguró.
La entrevistada añadió que ya casi nadie respeta los derechos de los ancianos, todavía no hay educación, cultura y, a veces, los ven como bichos raros.
Mencionó que “no sé si se le festeja a los abuelos, desconozco que les hagan convivios o les den regalos, a mí nunca me han invitado a nada, y sigo mi vida y respeto a todos”.
Finalmente pidió a los ciudadanos que respeten a los ancianos y les cedan el paso, tanto los automovilistas como los transeúntes, pues en ocasiones incluso los empujan, y no se dan cuenta que todos van a envejecer y muchos ancianos tienen que ganarse la vida y caminar en busca de un pedazo de pan o una moneda.