El secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, intentó infructuosamente mediar en la grave crisis entre Arabia Saudita y Qatar durante una serie de reuniones en Riad y Doha.
"No hay ningún signo sólido que indique que las partes están dispuestas a dialogar (…) no podemos obligar a las personas a negociar si no están listas", dijo Tillerson en una conferencia de prensa en la capital de Qatar.
Ésta es la segunda misión infructuosa de acercamiento entre Qatar y Arabia Saudita que realiza el jefe de la diplomacia estadunidense en tres meses.
La cercanía con Irán es uno de los principales reproches a Qatar de sus vecinos Arabia Saudita, Baréin, Emiratos Árabes Unidos y Egipto.
El 5 de junio, dos semanas después de una visita de Donald Trump a Riad, estos cuatro países árabes rompieron relaciones diplomáticas con Qatar, a quién también acusan de apoyar el "terrorismo", y le impusieron un bloqueo económico.
Qatar rechaza estas acusaciones y denuncia un intento de "tutelar" su política extranjera.
Desde entonces, esta crisis de una gravedad sin precedentes para el Golfo, está bloqueada a pesar de un intento de mediación de Kuwait y del optimismo de Donald Trump, que hace un mes predecía una salida positiva.
"Animamos el diálogo", se limitó a decir Rex Tillerson en Riad, subrayando que Estados Unidos conservaba "vínculos muy fuertes con todos los países implicados en esta crisis, incluido Catar".
Influencia iraní en Irak
La visita también tuvo como objetivo frenar la influencia de Irán, enemigo declarado del presidente estadunidense Donald Trump desde su llegada a la Casa Blanca.
Antes de viajar a Doha por la noche, el jefe de la diplomacia estadunidense asistió este domingo en Riad a la primera reunión de la comisión de coordinación saudí-iraquí, lanzada solemnemente por el rey Salmán de Arabia Saudí y el primer ministro iraquí, Haider al Abadi.
Un Irak "independiente y fuerte" permitirá, "en cierto modo, contrarrestar las influencias negativas de Irán" en ese país, declaró en una rueda de prensa.
"Hay milicias iraníes en Irak, ahora que la lucha contra (el grupo yihadista Estado Islámico) está tocando fin, esas milicias tienen que irse a casa", declaró Tillerson.
"Todos los combatientes extranjeros tienen que irse a casa", insistió.
Tillerson se refería a las Unidades de Movilización Popular, un cuerpo paramilitar que agrupa a más de 60 mil combatientes, muchos procedentes de milicias chiitas apoyadas por Irán, formadas en 2014 para complementar a las fuerzas gubernamentales iraquíes frente a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI). "O se van, o se incorporan a las fuerzas de seguridad iraquíes", precisó un alto responsables estadunidense.
Tillerson animó a Irak y Arabia Saudita a "seguir ampliando esa relación vital para la estabilidad de la región" y "para nuestra seguridad colectiva".
Esta comisión representa "un importante avance para reforzar nuestras relaciones bilaterales" a favor "de la paz y la estabilidad", declaró por su parte el primer ministro iraquí, mientras que el soberano saudí recordó que la región "enfrenta importantes desafíos bajo la forma del extremismo, del terrorismo y de los intentos de desestabilización de nuestros países".
Arabia Saudita quiere limitar la influencia del Irán chiita, su principal rival en la región, y para ello quiere acercarse a Irak tras años de relaciones difíciles con los gobiernos mayoritariamente chiitas que se han sucedido en Bagdad desde 2003.
El presidente Donald Trump predijo el sábado una era de transición hacia la paz en Siria, gracias a la implicación diplomática de Estados Unidos y tras "el fin del califato del Estado Islámico", con la caída de Raqa.
Tras su gira por el Golfo, el Tillerson viajará por primera vez a Pakistán e India, para abordar el conflicto con los talibanes.
Con información de Milenio