El día de hoy se confirmó que a “La Pascualita” sí se la llevaron y no está en Chihuahua. El solo hecho de pensar que un maniquí hubiera cobrado vida y desapareciera, generó incertidumbre y miedo entre los habitantes de esta ciudad. Y aunque todos creyeron que se trataba de un suceso paranormal, no fue así.
México es un lugar rico en leyendas, lo que forma parte esencial de nuestra cultura como país. Las historias y tradiciones dan lugar a relatos fantásticos que chicos y grandes disfrutan por igual.
Por ello, en un esfuerzo porque todos conozcamos la riqueza cultural de otros estados, Cerveza Victoria hizo posible traer a la famosa y aterradora leyenda de Chihuahua: “La Pascualita”.
Para todos esos curiosos y amantes de lo sobrenatural, este famoso maniquí estará en la CDMX para que puedan ser testigos de todo el misterio que rodea a tan enigmática gura, la cual se estará exhibiendo en el Hotel de Leyendas Victoria. #HotelVictoria.
La leyenda de "La Pascualita" indica que en vez de ser un maniquí, era el cuerpo embalsamado de la hija de la dueña, la cual fue asesinada el día de su boda.
La leyenda
La historia se remonta al 25 de marzo de 1930, fecha en la que Pascualita Esparza Perales de Pérez, dueña de la tienda de vestidos “La Popular”, colocó en el aparador un extraño maniquí que de inmediato llamó la atención de los clientes y los transeúntes debido a su belleza.
La señora Esparza la llamó “La Chonita”, pues decía que el maniquí le había llegado procedente de Francia un 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.
Por su porte y figura, “La Chonita” fue considerada por décadas La novia más bonita de Chihuahua y alrededor de ella comenzaron a tejerse varios mitos. El más escalofriante hace referencia a una hija de doña Pascualita Esparza que falleció el día de su boda después de ser picada por un alacrán que se había escondido en su tiara. Consternada, su mamá la embalsamó y la colocó como maniquí en el escaparate, para así tenerla siempre junto a ella.
Aunque este relato podría parecer fantasioso, lo cierto es que Doña Pascualita Esparza nunca desmintió el rumor. Tras su muerte en 1967, la tienda tuvo nuevos dueños pero el maniquí se mantuvo en el aparador, ante el beneplácito de la sociedad que ya se había acostumbrado a su presencia y dejó de llamarla “Chonita” para ahora ser nombrada popularmente como “La Pascualita”.
Actualmente la historia sigue viva. Por años se han acumulado relatos de quienes aseguran que la han visto moverse, llorar o cambiar su expresión. Su presencia a muchos les desconcierta pues se sienten seguidos por la mirada; de hecho, no son pocos quienes prefieren cambiarse a la acera de enfrente con tal de no pasar junto a ella.
Con información de El Universal y Sopitas