Un recorrido por las escuelas de la zona indígena de Tamulté de las Sabanas, y ranchería Buenavista, muestran las carencias a las que todos los días se enfrentan alumnos y maestros, algunos de ellos, entre los peor pagados del estado.
Son evidentes las calles sin pavimentar, que con la lluvia se convierten en lodazales y nidos de mosquitos, falta de cocina y comedores para los niños en escuelas de tiempo completo, falta de toldos para protegerlos del sol, así como de material didáctico para el desarrollo de las habilidades de los menores.
Los alumnos de la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez tienen que andar entre el lodo y sortear charcos, para llegar a tomar clases. De acuerdo con el director Andrés Hernández Jerónimo, también es necesario un techado que proteja a los alumnos del sol.
"Con la lluvia que estuvo en estos días se inunda la escuela, se tapan los vasos reguladores porque rellenaron el terreno, y todos los vecinos se van al agua también. Fiebre, calentura, dolor de garganta que ha estado pegando, incluso a nosotros aquí, es como una infección o un virus que anda rondando", señaló.
En tanto, en el jardín de niños Carlos Pellicer Cámara, los alimentos para los menores se preparan en fogón con leña y no tienen un desayunadero. Como tampoco tienen intendente, las mamás les ayudan con la limpieza, en ocasiones han cooperado para pagar a alguien.
A pesar de que tienen las instalaciones y el letrero de México Conectado, el Internet no funciona.
"Aquí tenemos muchas necesidades, nos hace falta un techado, juegos recreativos para los niños, juegos didácticos", manifestó la directora Fabiola Morales Hernández.
En la escuela primaria de Tiempo Completo, Josefa Ortiz de Domínguez, les hace falta un nuevo techado y una barda perimetral que proteja a los 132 alumnos que son atendidos por seis maestros de grupo, además de una maestra de educación especial, un maestro de chontal, uno de educación física, y un intendente.
