El sismo de 1985, ocurrido cuando el pequeño Luis Ramón Nafarrete 'Monchito' tenía 9 años de edad, lo sepultó bajo los restos de la casa de su abuelo, en una vecindad ubicada en la calle Venustiano Carranza 148, barrio de La Merced.
El segundo gran sismo en la historia de México, el del 19 de septiembre de 2017, desenterró a Monchito del olvido, pero lo condenó a un destino todavía más triste: el del recuerdo ominoso causado por la desinformación de miles de mexicanos.
Y es que, luego del fatídico 19-S que provocó el colapso de decenas de edificios en la Ciudad de México, entre los que se cuenta el del Colegio Enrique Rébsamen, tragedia en la que perdieron la vida 21 menores y cuatro adultos, y tras la fallida esperanza por rescatar con vida a una niña de primaria atrapada entre los escombros, volvió a la luz el caso del niño Luis Ramón.
La atención de los medios al tema fue intensa. Y mientras, las aseveraciones de las autoridades sobre 'Frida Sofía' y la cobertura de Noticieros Televisa se fueron desmoronando, valga la comparación, con el transcurrir de las horas; el rescate de la niña no se concretaba y las contradicciones sobre su existencia se hacían cada vez más patentes.
A partir de enyonces, prácticamente, no hubo un portal web de un periódico, un youtuber o una red social que no trajera a colación el tema. Incontables posteos, notas, artículos y hasta videos, producidos por prestigiados medios de comunicación o por simples portales replicadores de noticias, fueron de la comparación inevitable a la duda sarcástica sobre la existencia de ambos personajes: Monchito y 'Frida Sofía', se convirtieron en los 'niños fantasmas del 85 y del 2017', como se les bautizó.
Al final, el caso de 'Frida Sofía' resultó ser todo un enredo oficial-mediático, pero 'Monchito' quedó una vez más relegado por las redes sociales y los medios como un 'fantasma': su existencia fue cuestionada, lo mismo que la integridad de su papá y de familia.
Sobre el caso se dijeron, y sobre todo escribieron muchas cosas a la ligera, desde el primer sismo fatídico. Es decir, casi todos los reportajes que datan de la época (con excepción de el escrito por el periodista del diario español El País, José Comas, que apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de octubre de 1985) incurren en contradicciones.
De acuerdo con el extinto periodista y escritor Carlos Monsiváis en su libro "No sin nosotros: los días del terremoto", publicado por Ediciones Era, en su momento el coordinador del rescate, Adolfo Gómez Ibarra, aseguró que Monchito nunca había existido, y que era un invento creado por el paterfamilias, Mauricio Nafarrete, para sacar una caja fuerte con 25 millones de pesos.
"Los medios ofrecen dos teorías del origen de Monchito. La primera es que un hombre inventó la historia para que los brigadistas retiraran el escombro y él pudiera dar con una caja fuerte, en la que supuestamente guardaba millones de pesos. La otra es que fue el producto de una psicosis colectiva de la gente presente en la zona de desastre, un efecto del trauma de un sismo con magnitud de 8,1. Aún no es claro si el niño realmente existía pero no fue atrapado bajo un edificio o qué fue de la familia que solicitó el rescate".
Así fue como quedó el caso del Niño Monchito consignado para la historia, impreso con tinta indeleble en el imaginario colectivo.
EL DOLOROSO CLAMOR DE LA FAMILIA DE MONCHITO
Sin embargo, a 32 años distancia, el ruido mediático de 'Monchito' revivido por 'Frida Sofía', acalló el doloroso clamor de una familia herida desde los sismos de 1985.
Como si otro derrumbe, esta vez no de ladrillos, sino de voces y opiniones de millares de desconocidos se les hubiera venido encima a través de las redes sociales.
Se trata de los Nafarrete Maldonado, la familia de Monchito. A través de su cuenta de Facebook, su hermana Alejandrina escribió, el pasado 21 de septiembre;
"Han sido 2 días de estar escuchando y soportando que con cualquier ligereza gente sin conocimiento de lo sucedido a mi familia en el 85’, y lo que es peor, medios de comunicación que yo consideraba confiables como Excélsior, El Universal, El Financiero y un par de estaciones de radio en Guadalajara que escuché ayer, hablan de la vida de mi hermano con total ignorancia, amarillistas e incluso con morbo. Opinan, cuestionan y difaman no solo la existencia de mi hermano Monchito si no la integridad moral de mis padres.
"Todavía ayer me sentía muy molesta y ofendida por toda esta situación, quería ponerme a desmentir a cada persona que en Twitter, Facebook y en todos lados en donde se ha publicado el nombre de mi hermano Luis Ramón Nafarrate Maldonado “Monchito” han desacreditado su existencia, pero hoy gracias a la oración me sentí mucho más serena pensando que sería interminable y desgastante estar desmintiendo a todo mundo. No tiene caso!!
"(…) No repliquen noticias que no les constan y peor aún, en donde se pone en total vulnerabilidad la estabilidad emocional de personas como mis padres, gente de bien que además de lidiar con la pena terrible de haber perdido a un hijo, ahora tienen que lidiar, a 32 años de su fallecimiento, con cualquier cantidad de gente “opinando” que ese hijo amado nunca existió.
"Mi familia, mis padres por supuesto y nuestros amigos cercanos saben que la vida y muerte de mi hermano Monchito fue real, todos lo llevamos en nuestro corazón y desde nuestros recuerdos más bonitos de sus 9 años de vida, honramos su existencia con amor".
VECINA DE MONCHITO DA TESTIMONIO DE SU EXISTENCIA
Una vecina y amiga de los Nafarrete Maldonado, familiares de Monchito, Liz Monroy, replicó el mensaje de Alejandrina y escribió desde su cuenta personal de redes sociales, tratando de aportar su testimonio para avalar la existencia de Monchito y de desmentir las inexactitudes que desde 1985 prevalecen sobre el tema.
En entrevista exclusiva para tabascohoy.com, esta mujer oriunda de la Ciudad de México contó su testimonio de la controvertida historia.
"Mi familia y yo vivíamos (en 1985) en la calle de Venustiano Carranza 148. Ahí mi abuelita, mi mamá y yo vivíamos en un departamento que rentábamos con renta congelada. Me atrevo a decirte que por lo menos desde los años cuarentas o cincuentas, mi abuelita ya vivía ahí.
"Era una vecindad vieja, con un patio en medio muy grande. Todos los departamentos se encuentran alrededor de este patio, siendo una construcción de tres niveles. Nosotros vivíamos al fondo de la vecindad, en una de las esquinas, en el segundo piso.
"En la planta baja vivían personas, pero también había bodegas de tela. Estas bodegas de tela son importantes en cómo sucedió todo esto porque hubo un incendio, ya después del terremoto.
"La familia de Monchito no vivía en México. Antes del terremoto (del 85) vivían en Manzanillo, pero la tía del Moncho y su abuelo, sí (vivían aquí), y ellos eran nuestros vecinos. Ellos (Monchito y su familia) venían en vacaciones. Alejandrina, y Moncho eran de la edad de mis hermanos, yo era la mas chuiquita (tenía 6 años).
"Recuerdo que ellos estaban de vacaciones, porque sus papás siempre se han dedicado a trabajar en el ramo hotelero; siempre han estado viajando y trabajando en servicios para hoteles. Entonces se vinieron a México a visitar a la tía que se llama Mary, que era nuestra vecina.
"Entonces ellos se quedaron ahí, y un día antes (del sismo), estábamos cenando y Moncho hizo un berrinche porque quería quedarse con el abuelo (…) de eso sí me acuerdo perfecto, porque aunque yo era muy chiquita, creme que son cosas que se quedan como muy grabadas en mi memoria, porque al día siguiente… pues lo que sucedió.
Liz Monroy explicó que la mañana del terremoto de 8.1 grados que sacudió a la Ciudad de México, este no fue lo que realmente derrumbó la vecindad de Venustiano Carranza 148, sino un edificio que estaba al lado, el cual colapsó encima de los departamentos en que varias familias, incluyendo la de Monchito, vivían.
"Los únicos que quedamos en pie fuimos nosotros, y en un dibujo te lo voy a mostrar; lo que se cayó y qué lo que quedó en pie…
"Lo que se cayó fue un edificio de 8 pisos que estaba al lado, nuestra vecindad no se iba a caer, se nos cayó encima ese edificio. Se derrumbó en diagonal, o sea, no se cayó completamente encima de todos, sino sólo sobre parte de la vecindad, donde Moncho y su abuelo dormían…
(PRIMERA DE DOS PARTES)