El sismo del 19 de septiembre de 1985 había sido el que caló más hondo en la conciencia de varias generaciones de capitalinos… hasta ahora. Con una magnitud de 8.1 grados sacudió hace 32 años al entonces Distrito Federal. Duró 2 minutos, pero sus consecuencias fueron devastadoras.
Fueron 770 los edificios que se derrumbaron y unas 250 mil familias se quedaron sin hogar. Miles de cuerpos fueron trasladados al parque de beisbol del IMSS, que fue habilitado como morgue.
La mayoría concuerda en las personas que perdieron la vida fueron al menos diez mil. La Cruz Roja estimó que fueron 15 mil, el SSN afirmó que habían sido 40 mil y que 4 mil fueron rescatados con vida. Si bien los daños y afectaciones se concentraron en la hoy Ciudad de México, también hubo muertos y edificios derrumbados en Jalisco, Guerrero y Michoacán.
Eran las 7:19 de la mañana de aquél jueves, muchos se encontraban ya en sus centros de trabajo, o preparándose para salir a la escuela cuando se sintió la sacudida. La reacción de la gente entonces fue como ahora: Sacar los escombros con las manos primero, en lo que se organizaba la ayuda y empezaron a llegar los picos, las palas, los paramédicos, los rescatistas. Entre todos lograron rescatar con vida a personas que estuvieron atrapadas hasta diez días entre planchas de concreto.
Las zonas críticas eran el edificio Nuevo León del conjunto habitacional Nonoalco Tlatelolco, el Hospital General, el Centro Médico Nacional, el Hospital Juárez.
Varios medios internacionales se manejara la versión de que la Ciudad de México había desaparecido por completo. A pesar de la magnitud de la tragedia, la primera reacción del presidente Miguel de la Madrid fue la de rechazar la ayuda internacional y prohibir la colaboración del Ejército en las labores de rescate. "México tiene los suficientes recursos y unidos, pueblo y gobierno, saldremos adelante. Estamos preparados para atender esta situación y no necesitamos ayuda externa", declaró. Pronto tuvo que retractarse.
