Campechanos y foráneos hacen largas colas día y noche para besarlo, venerarlo, pedirle favores, hacer promesas y agradecerle las bendiciones que han recibido durante el año, así como rogar por el bienestar de su familia.
Algunos le llaman “El negrito” milagroso, y le llevan velas y veladoras de todos los rincones de la entidad y de estados vecinos.
A muchos no les importa el sol, la lluvia o caminar desde muy lejos para llegar al Santuario de San Román, acompañados de flores, principalmente azucenas blancas.
La adorada imagen del “Negrito” se encuentra recostada en medio del sagrado recinto, las personas, niños, jóvenes y de todas las edades, aprovechan que se encuentra abajo y le estampan los labios en sus pies descubiertos, la única parte que la Iglesia permite tocar por cuestiones de seguridad.
La sagrada imagen cumple 452 años de haber llegado a Campeche por vía marítima, en medio de una gran tempestad.
Llenos de devoción, amor, fe y esperanza, los católicos le rezan, oran y aclaman al Señor de San Román, que el 10 de septiembre será devuelto a su nicho, luego del paseo que los feligreses harán por mar.