Los propietarios de los numerosos locales fijos en el Centro Histórico denunciaron en múltiples ocasiones que la presencia de ambulantes, ubicados alrededor del parque principal y en diversas esquinas del primer cuadro de la ciudad, les preocupaba, ya que les robaban clientes y hacían que disminuyeran sus ventas.
Mencionaron que los ambulantes constituyen una competencia desleal, porque tienen la facilidad caminar por toda la ciudad y acercar sus productos a la gente, lo que logra impactar en los turistas, que ya no acuden a los comercios establecidos a comprar.
Los ambulantes fueron expulsados del Centro Histórico por las autoridades, que argumentaron que dan mala imagen a la ciudad por la forma de vender, y disminuyen el atractivo del Patrimonio Cultural.
En un recorrido de este medio por el parque principal, la Plaza de la República y otros puntos del Centro Histórico, no se halló ni sombra de los ambulantes.