Durante muchos años y aún en la actualidad, la población se deja guiar por “las cabañuelas”, para conocer cómo pintaría el año en cuestión de clima, sin embargo, ahora los efectos del cambio climático han cambiado esa creencia.
Con el tiempo las lluvias son cada vez más intensas, las ondas de calor afectan a más regiones y las inundaciones no sólo ocurren en las zonas urbanas, sino también los desbordamientos de ríos y presas dañan a las áreas rurales.
Por sus características geográficas, México se ubica como uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático, al estar más expuesto a sequías, ondas de calor e inundaciones.
No obstante, ello no sólo depende de las condiciones climáticas adversas, sino también de la capacidad de la sociedad de anticiparse, enfrentar, resistir y recuperarse de un determinado impacto.
Ante ello, la fragilidad de una sociedad está determinada por su exposición a los eventos climáticos, por su capacidad de respuesta y pos sus capacidades institucionales y sociales.
De acuerdo con el Programa Especial de Cambio Climático 2014-2018, publicado en el Diario Oficial de la Federación, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y el Servicio Meteorológico Nacional realizaron estudios sobre las condiciones de peligro a los que ha estado sujeto México, como son la sequía, ondas de calor y zonas susceptibles a inundación.
El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, considera este término como uno de los problemas ambientales más importantes de nuestro tiempo, y puede definirse como todo cambio significativo en el sistema climático del planeta, que permanece por décadas o más tiempo.
Sin embargo, a pesar de que el clima de la Tierra ha cambiado con el tiempo en forma natural, existen evidencias para atribuirlo a efectos ocasionados por actividades humanas, detalla el documento.
En los últimos 50 años la temperatura de la superficie de la Tierra se ha incrementado, lo cual representa un alto riesgo para todas las formas de vida, debido al desarrollo industrial y a la pérdida de bosques y selvas.
En México, las señales de estos cambios se anuncian con el aumento en la temperatura en la Ciudad de México en casi cuatro centígrados; el número de tormentas intensas van en aumento; en la zona norte las épocas de calor inician de manera anticipada y terminan después del tiempo habitual, comparada con años anteriores.
Menciona que la pérdida de bosques y vegetación por incendios forestales; los glaciares ubicados en los volcanes Pico de Orizaba, Popocatépetl e Iztaccíhuatl han perdido extensión y la aparición de enfermedades en lugares donde no era común que se desarrollarán.
No obstante, México publicó en 2012 la Ley General de Cambio Climático, que prevé dos instrumentos fundamentales para orientar e instrumentar la política pública en la materia. El primero de ellos en el mediano y largo plazos, el ENCC y el de corto plazo, Programa Especial de Cambio Climático.
De acuerdo con este proyecto, los escenarios de cambio climático para el país no son alentadores, pues los impactos se reflejarán en la pérdida de la fertilidad de suelos, las sequías serán más frecuentes y aumentará la demanda de agua en el norte del país y zonas urbanas.
Además, habrá regiones donde la precipitación será más intensa y frecuente, lo que aumentará el riesgo de inundaciones en las zonas de moderada a alta vulnerabilidad.
En el caso de los océanos, al aumentar la temperatura puede ocasionar un colapso demográfico en las poblaciones marinas, ocasionando baja productividad para las pesquerías.
Las condiciones socioambientales, económicas y de salud lo expone a diferentes fenómenos meteorológicos hacen un país vulnerable a los efectos del cambio climático,
Aun cuando se desconoce el número de estudios sobre vulnerabilidad al cambio climático en los municipios de México, se cuenta con datos a nivel nacional elaborados a partir de información municipal.
Para ello, se consultaron diversos estudios, pero se integraron en un solo análisis los datos de tres de ellos, con la finalidad de construir una propuesta de clasificación de los municipios según su vulnerabilidad al cambio climático.
De esta manera, el proceso metodológico de conjunción de clases de vulnerabilidad fue principalmente cualitativo, es decir se identificaron aquellos municipios donde los tres estudios coinciden en clasificarlos como de vulnerabilidad “muy alta” y “alta” y se les denominó como muy vulnerables.
A partir de la integración se observa que la mayor vulnerabilidad se define en 13 estados del país para 480 municipios en total, lo que representa el 20 por ciento a nivel nacional.
A pesar de que éstos se concentran en las entidades del sur y sureste, también se pueden encontrar en el centro y norte del país. Estos municipios se ubican en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Tabasco.
Ante ese grado de vulnerabilidad es necesario enfrentar el cambio climático tanto en el ámbito de la adaptación como en el de la mitigación, por lo que se requiere de instituciones sólidas y de la coordinación efectiva de los tres órdenes de gobierno.
Datos del Consejo Nacional de Población de 2016 señalan que en 2010, 26.7 millones de personas, casi un cuarto de la población nacional, habitaba en 319 municipios vulnerables al cambio climático.
Mientras que para 2030, las delegaciones Álvaro Obregón, Iztapalapa, en la Ciudad de México; y el municipio de Zirándaro, Guerrero, perderán población.
En el corto plazo en 2020, nueve delegaciones perderán población, entre las que destacan Zirándaro, Guerrero, San Pedro Ixtacatlán, Oaxaca, e Iztapalapa en la capital del país.
Por el contrario, crecerán más rápidamente los municipios de Felipe Carrillo Puerto, Lázaro Cárdenas, José María Morelos en Quintana Roo; La Paz y Mulegé en Baja California Sur, todos costeros en los que habitarán más de medio millón de personas.
Con información de Publimetro