Aseguraron que tanto la situación económica como el panorama pesquero van mal, ya que se enfrentan a vedas largas, tormentas tropicales, mal tiempo, así como los altos costos de la gasolina, entre otros insumos que afectan su economía familiar y no les permiten lograr el sustento, ya que la pesca no es tan rentable como antes.
En el muelle 7 de agosto, los pescadores con sus lanchas vacías llegaron a la orilla desolados y sin ánimos, algunos comentaron que el mar intranquilo arrastró el producto y no los dejó capturar el pulpo.
Dijeron que evidentemente no pueden sacar el producto del mar si no tiene las medidas
reglamentarias y el peso mínimo, si lo hacen serán castigados, pero por el momento no pueden pelear con la naturaleza, que es impredecible.
Señalaron que ahora les es más difícil sobrevivir en esta actividad, pues escasea el producto y abundan los problemas burocráticos y fenómenos naturales, que les quitan las esperanzas.
Aseguraron que continúan implorando compasión a la naturaleza, ya que la pesca es parte de sus vidas, pero que nada es seguro a últimas fechas, todo es más complicado y sólo Dios los puede ayudar para buscar otras opciones de supervivencia.