Pese a que las autoridades delegacionales se acordaron de ellos (aunque con dos meses de retraso), los padres de familia que laboran para la demarcación Cuauhtémoc no quedaron a gusto con el festejo que se les organizó (dicen): a petición suya, les fue mejorado el tradicional desayuno que siempre les ofrecían. Ahora, además de hacerles una taquiza en un salón, allá por el deportivo 18 de Marzo, los deleitaron con “chelas y viejas”. Pero ni así…
Según testimonios recogidos por La Jornada, los festejados añoraron aquellos años en los que, de menos, les hacían una rifita: “no faltaba quien se ganara una rasuradora, una mochila o cualquier otro obsequio”… pero ahora no. El mejoramiento de la celebración consistió a que, mientras digerían el desayuno, se les presentó un show consistente en cuatro bailarinas exóticas, las cuales al ritmo de la música se fueron despojando de sus diminutas ropas.
Bueno, tampoco le echen la culpa a los encargados de la festividad. Ellos nomás cumplieron las peticiones: “Lo que sabemos es que los representantes de la sección uno –limpia y transporte– expresaron que ellos con un taco, chelas y viejas se conformaban; al parecer se les atendió, pero el resto no fue tomado en cuenta”, lamentó uno de los inconformes.
Y sí hubo premios… Nomás que para obtenerlos había que olvidarse que existe la dignidad. A cambio de pasarse un pepino por las piernas, darse besitos entre ellos (sí, entre los hombres, no a las chicas) o acariciarse las nalgas, los aventados participantes se hacían acreedores a… una carterita o un cinturón.
Los trabajadores de la delegación encabezada por Ricardo Monreal señalan que no es raro que los sindicatos celebren (tanto hombres como mujeres) con nudistas, pero ellos qué culpa tienen: “que las autoridades se presten a realizar este tipo de espectáculos no sentimos que sea correcto. Nos parece una burla, nos merecemos algo mejor, ¿por qué no darnos un buen desayuno y un regalo?”
Y para acabarla de amolar, ni siquiera se paró Monreal por la celebración.