La ficción se tornó realidad para a Ivan da Silva Martins, quien de actuar como delincuente en la película "Ciudad de Dios" (2002) pasó a convertirse en uno de los criminales más buscados de Brasil.
Aquel muchacho al que se le conocía como Ivanzinho hoy es Iván el Terrible por la magnitud de sus fechorías, entre las que destaca el presunto asesinato de un policía militar en la favela de Vidigal, en Río de Janeiro, informa el diario El País.
A Ivanzinho también se le adjudica el liderazgo de una banda de narcotráfico local, llamada 'Amigos dos Amigos', que ha puesto en jaque la vida en Vidigal, que hasta antes del repunte de la violencia en la ciudad era considerada una de las barriadas más célebres de Río por sus pintorescas casitas de colores y sus concurridas fiestas.
De acuerdo con la prensa brasileña, es tal la aversión popular por Iván el Terrible, que hasta los propios vecinos de Vidigal le obligaron a exiliarse en una favela vecina, Rocinha, donde prolifera el tráfico de drogas debido a su cercanía con la zona turística de la ciudad.
A 15 años del estreno del filme "Cidade de Deus" (Ciudad de Dios), del cineasta carioca Fernando Meirelles, Ivanzinho dejó los roles secundarios de pistolero y ahora reclama el papel de capo protagonista.
Cuando leí la noticia (sobre Ivanzinho) quedé muy impactado", admitió Meirelles al diario O Globo, quien describió al joven en la época de filmación como un chico puntual y buen actor.
CRISIS EN RÍO
Río vive actualmente una de las peores olas de violencia de los últimos años, avivada por la severa crisis económica que afecta al país y los escándalos de corrupción de la clase política.
Más de 10 mil miembros de las Fuerzas Armadas y policías han sido desplegados en puntos estratégicos de la ciudad para hacer frente al crimen.
La intervención militar fue solicitada por el propio gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, ante la grave crisis tanto fiscal como de seguridad que enfrenta este estado.
La escalada de violencia de los últimos meses en Río coincide con la grave crisis económica que obligó al gobernador a declarar el estado de calamidad financiera (quiebra) por carecer de recursos para cumplir las obligaciones del gobierno.
Los recortes afectaron los extras destinados a los policías para que aumentaran sus horas de trabajo y la contratación de nuevos agentes, lo que ha reducido el efectivo policial de Río de Janeiro en cerca de 3 mil 800 hombres en los últimos dos años.