A Heriberto Lazcano, "El Lazca", le gustaba consumirla en tamales y como carne tártara, y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) hizo de su consumo un requisito para sus iniciados: ¡Comer carne humana!
La barbarie de grupos delictivos como los Zetas llevó a su líder a ordenar festejos en los que se consumía la carne de sus víctimas…
Juan Sánchez Limón, preso en Puente Grande, Jalisco, afirmó a Infobae que a “El Lazca” le gustaba la parte de la nalga y el chamorro.
De ahí sacan los bisteces para preparar la comida. Una vez estuvimos en una reunión en la que se juntó a toda la gente; fue en una posada que se hizo en Ciudad Victoria, esa vez mandó hacer pozole y tamales. Los que colaboraron con la carne fueron tres centroamericanos que se pasaron de listos. A mí me tocó ver cómo los prepararon para ponerlos en el pozole y en los tamales”.
Sánchez Limón relató el sadismo de “El Lazca”… Antes de ejecutar a sus víctimas les ordenaba bañarse a conciencia, incluso, rasurarse todo el cuerpo… “los dejaba que se desestresaran por unas dos o tres horas; hasta les daba una botella de whisky para que se relajen mejor. Después ordenaba su muerte en forma rápida, para (evitar) la segregación de adrenalina y que la carne no se pusiera amarga ni dura”.
NIÑOS SICARIOS Y… ¡CANIBALES!
El pasado 21 de junio fueron detenidos en Villahermosa, Tabasco, 12 integrantes del CJNG, a quienes se le atribuyó el asesinato de cinco personas, tres de ellas, decapitadas.
La forma en que asesinaron a sus víctimas fue detallada, parecieron disfrutar el revivir la tortura a la que los sometieron, pero el punto de asombro se dio al escuchar a dos adolescentes de 16 y 17 años, respectivamente, afirmar que como parte de su ritual de iniciación en el grupo criminal los obligaron comer carne humana.
Declaraciones que fueron ratificadas por el titular de la Fiscalía General de Tabasco (FGE), Fernando Valenzuela Pernas, quien dijo que la carne que comieron fue la de un hombre que fue encontrado en la ranchería llamada El Cedro del municipio de Nacajuca, sin brazos ni piernas.
Las extremidades, se precisó, las guardaron los niños sicarios en el refrigerador, primero se comieron los brazos y después las piernas.
Con información de Excélsior