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25 noviembre, 2024

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Cancún, paraíso turístico azotado por la violencia

Cancún es considerado el destino turístico número uno a nivel mundial, sin embargo, cuenta con una policía de cuarta para hacer frente el crimen organizado.

Hasta ahora Cancún se había mantenido aislado de una pandemia de violencia; sin embargo con más de 2 mil homicidios, el mes de mayo fue el más violento en México de los últimos 20 años. La burbuja sin embargo ha comenzado a pincharse y los tiroteos, antes limitados a la deprimida colonia Bonfill, se viven ya a plena luz del día, en medio de la ciudad.

El ataque en enero a la discoteca Blue Parrot de Playa del Carmen, en la que murieron cinco personas, pareció un hecho aislado en un lugar acostumbrado a la tranquilidad, pero hoy se sabe que fue el macabro anuncio de la llegada del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para decir "hemos llegado" a una plaza dominada hasta ahora por los hombres del Chapo Guzmán, encarcelado en Estados Unidos, y el cartel local de Los Pelones.

En el terreno político, los cambios de Gobierno también han alterado el equilibrio criminal y la violencia coincide con la llegada al poder de un nuevo gobernador en Quintana Roo, Carlos Joaquín González, de quien depende la policía estatal, que puso fin a más de 40 años de gobierno del PRI. Su antecesor en el cargo, Roberto Borge, hoy encarcelado en Panamá, acusado de haber robado varios terrenos frente al Caribe.

Paralelamente, la ciudad de Cancún también tiene nuevo alcalde, del Partido Verde –socio del PRI– de quien depende la policía local, con quien el gobernador está enfrentado políticamente. Desde la toma de posesión de ambos, hace nueve meses, ha habido 70 asesinatos, más del doble que el año pasado.

Hace menos de 50 años, Cancún era solo una pequeña y alargada isla de pescadores, unida a tierra por dos puntos, donde puso los ojos un grupo de empresarios.

Pocos después, comenzaron a levantarse los primeros hoteles y Cancún se convirtió en el gran legado turístico del presidente Luis Echeverría, en una época en la que los mandatarios acostumbraban a despedirse del cargo con un faraónico proyecto.

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Con casi 900 mil habitantes, Cancún es, con Cuba, el principal destino del Caribe y de sus paradisiacas playas sale el 25% de todo el dinero que entra en el país por turismo, segunda fuente de ingresos de México después de las remesas.

Sin embargo, el infierno y el paraíso se dan la mano cada semana. Tan sólo el pasado 15 de junio una persecución en la avenida Tulum, una de las más céntricas de la ciudad, terminó con un muerto y dos heridos. Un día después aparecieron dos bolsas negras con los restos de hombres descuartizados en la zona hotelera.

En Cancún se operan 13 mil 600 vuelos cada mes, se ejecuta a 10 personas y se suicidan cinco, según datos oficiales.

La paradisiaca ciudad es una de las que mayor número de suicidios registra en México y los psicólogos lo atribuyen a la llegada de miles de hombres solos de Chiapas o Tabasco, que trabajan diariamente atendiendo el dispendio en bufés kilométricos, y vuelven a dormir cada noche a una habitación de chapa y concreto.

En estos casi 50 años la ciudad ha crecido de forma desigual. A un lado, 40 mil cuartos repartidos en decenas de exclusivos hoteles y, al otro, 900.000 habitantes llegados de fuera, que prestan servicios a la zona. A un lado, una de las zonas más seguras y vigiladas del continente y al otro numerosas colonias carentes de servicios básicos, donde la violencia encuentra el ideal caldo de cultivo. "La zona hotelera y la zona atolera", resumen con humor negro un lugareño.

Paralelamente las investigaciones periodísticas describen un policía infiltrada y desbordada. Agentes acostumbrados a poner multas y detener borrachos a enfrentar una guerra entre cárteles, para la que ha sido necesario recurrir al Ejército, la Marina.

El periódico Novedades, el más importante de Quintana Roo, demostró como el día del tiroteo en el Blue Parrot la policía recibió la orden de no presentarse en el lugar. "Se celebraba un concierto tecno de prestigio internacional y no había ni un agente vigilando el evento. La policía recibió la orden de no acudir porque ya sabían lo que iba a pasar. Hay inacción y complicidad de las policías. El Ayuntamiento de Cancún ha tenido tres secretarios de Seguridad en nueve meses" señala en su despacho Cesar Muñoz, director del diario.

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Con información de La Silla Rota

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