Cardenales de alto rango y cercanos colaboradores del Papa Francisco han caído en desgracia por escándalos de diversa índole que han sacudido al Vaticano en los últimos días, afectando la imagen del pontífice argentino.
Supuestas cuentas millonarias en Suiza, acusaciones de abusos sexuales contra menores en Australia, detenciones a sacerdotes homosexuales con droga dentro del Vaticano y denuncias por malversación de fondos se han abatido en apenas unos días sobre diversos purpurados.
George Pell, colaborador del Papa Francisco, acusado de pederastia
El episodio más clamoroso tuvo lugar el jueves, cuando la Policía de Victoria, en Australia, anunció que George Pell, el secretario de Economía del Vaticano y uno de los emblemas del proceso de reforma a las estructuras financieras de la sede católica, será enviado a juicio por varios cargos de abusos contra menores.
En medio de la madrugada y de urgencia, la oficina de prensa vaticana convocó a los periodistas y a primeras horas de la mañana, el mismo día de la fiesta del Papa por los santos Pedro y Pablo, Pell anunció que abandonará temporalmente su puesto para volver a su país y “limpiar su nombre”.
“Sostengo mi inocencia ante estas acusaciones. Son falsas. La misma idea de los abusos sexuales es para mí repugnante”, dijo el purpurado, hablando en inglés, en una tensa conferencia.
Si bien Francisco reconoció públicamente la “honestidad” del prelado en su trabajo al frente de la Secretaría de Economía y le concedió un permiso especial para regresar a su país, no le permitió estar presente en actos litúrgicos públicos realizados estos días en el Vaticano.
Es la primera vez que un alto jerarca de la Iglesia Católica se someterá a un juicio civil, y aunque él sostiene desde hace meses que las acusaciones son falsas, su autoridad moral ha quedado seriamente dañada, así como la del propio Jorge Mario Bergoglio, quien lo trajo a Roma.
Orgías y consumo de drogas en el Vaticano
Pero este no es el único escándalo sexual que atormenta al Vaticano en estas horas. Según reportes de la prensa italiana, la Gendarmería Vaticana irrumpió esta semana en el apartamento de un sacerdote y secretario privado de un importante cardenal, el cual está ubicado dentro del territorio pontificio.
Tras el arresto del clérigo, salió a la luz una sórdida historia de fiestas homosexuales y consumo de drogas en el edificio mismo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, oficina vaticana heredera del antiguo Santo Oficio (Inquisición).
Allí, donde Joseph Ratzinger despachó como prefecto durante más de 20 años y a pocas decenas de metros de la Casa Santa Marta, la residencia del Papa Francisco.
El excéntrico sacerdote, que usaba un auto con placas del Vaticano para evitar los controles de la policía italiana, fue detenido y después enviado a la clínica romana Pío XI, con el fin de desintoxicarse de las sustancias estupefacientes a las cuales resultó adicto.
Actualmente, el cura se encuentra de retiro espiritual en un convento de Italia. Según diversos informes se trata del secretario del cardenal Francesco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, órgano de la Curia Romana.
Corrupción, un escándalo más
Esta semana inició con otro purpurado en problemas. Se trata de Jean Zerbo, quien recibió el capelo cardenalicio el miércoles 28 de junio durante un Consistorio Público encabezado por Bergoglio en la Basílica de San Pedro.
Algunos días antes, la prensa francesa publicó una investigación periodística que dejó al descubierto la existencia de algunas cuentas bancarias en Suiza a nombre de la Conferencia Episcopal de Mali, de la cual Zerbo es miembro.
El informe detalló la existencia de 12 millones de euros (unos 13.7 millones de dólares) en una de estas cuentas, en cuyo manejo estaba involucrado Zerbo, arzobispo de Bamako.
“La Conferencia Episcopal de Mali obra con total transparencia. Ningún obispo obra a título personal”, indicó una nota oficial. Pero esto no acalló los rumores, que se hicieron más insistentes ante la inexplicable sucesión de informaciones contradictorias sobre la participación del nuevo cardenal en la ceremonia con el Papa.
El lunes, dos días antes de la celebración, tanto la conferencia episcopal como la Secretaría de Estado del Vaticano informaron a los periodistas que Zerbo no estaría presente en el Consistorio por motivos de salud.
Pero, pocas horas más tarde, salió a la luz una fotografía que mostraba al clérigo africano departiendo tranquilamente en Roma con otros obispos y sin aparentes problemas médicos.
Aunque en un inicio trascendió la versión de que él había viajado a París para atenderse de una afección médica, en realidad estuvo en la capital italiana desde el 24 de junio y nunca tuvo la intención de faltar a su ceremonia de investidura cardenalicia.
Con información de Publimetro