Sin afiliación política, la nueva primera ministra es definida como una persona competente, trabajadora y comunicativa, además, nunca ha ocultado que es lesbiana, un acto de valentía en un país en el que los prejuicios contra los homosexuales todavía están muy extendidos.
Brnabic se formó en universidades del Reino Unido y Estados Unidos y ha trabajado en proyectos de desarrollo para diferentes organizaciones y empresas estadounidenses y serbias, incluida Usaid, la agencia estadounidense de ayuda al desarrollo.
Antes de entrar hace un año en el Gobierno dirigido por el ahora presidente, Aleksandar Vucic, Brnabic fue presidenta de NALED, una sociedad de capital público y privado que trata de fomentar el desarrollo económico en el país balcánico.
"Los ciudadanos pueden esperar mi plena dedicación, y que mi trabajo lo cumpla de forma honrada y valiente", asegura Brnabic, que quiere impulsar numerosas reformas impopulares para garantizar la estabilidad financiera del país.
Brnabic ha asegurado que su objetivo es modernizar Serbia en todos los aspectos.
Su no afiliación política ha sido bien acogida ya que muchos serbios están cansados de luchas partidistas y de corrupción, y ven en Brnabic a una persona íntegra.
Asociaciones del movimiento LGTB en Serbia han celebrado su nombramiento como "un paso enorme e histórico" no solo para las personas de esa orientación sexual sino para las mujeres.
Todo ello en un país en el que la homofobia todavía está muy extendida y donde la poderosa Iglesia Ortodoxa intentó, según la prensa local, impedir durante semanas el nombramiento de Brnabic.
Desde la oposición le reprochan falta de experiencia política y aseguran que será un mero títere de Vucic, el político más influyente del país y a quien acusan de autoritarismo.
Algunas formaciones derechistas la ven como un agente de los intereses occidentales en Serbia y criticaron tanto su nombramiento como su orientación sexual.
Otros analistas sostienen que el nombramiento de una mujer lesbiana, conocida por su europeísmo y sus ideas liberales, es una forma de Vucic de mejorar su imagen en la Unión Europea y trasladar la idea de que el país es tolerante con las minorías.
Uno de los objetivos de Serbia es entrar en la UE en la primera mitad de la próxima década. EFE