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25 noviembre, 2024

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Recuerdan en redes a Carlos Monsiváis

(Ciudad de México, 1938 – 2010) Ensayista, cronista y narrador mexicano considerado una de las inteligencias más lúcidas de la cultura de su país. Cursó estudios en la Escuela Nacional de Economía y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional. Dirigió suplementos culturales en los más importantes diarios y revistas de México y durante mucho tiempo fue asiduo colaborador de múltiples publicaciones periódicas. Con el tiempo llegaría a ser cofundador y director de destacados diarios que ejercerían una gran influencia en el desarrollo del periodismo mexicano. Debe destacarse, por otro lado, su labor como investigador en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

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Dotado desde muy joven de un vasto bagaje cultural, su humanismo polifacético hizo de Monsiváis uno de los pensadores que mejor supo indagar en los aspectos fundamentales de la sociedad, la política y la cultura mexicanas. Monsiváis cultivó especialmente la crónica y el ensayo, con una temática y un interés estrechamente relacionados con los problemas actuales y comprometidos con las luchas populares de México y América Latina. Su aguda inteligencia se manifiesta a través de una eficaz ironía y de su estilo crítico, festivo y desenfadado.

Sus crónicas periodísticas se recopilaron en numerosos volúmenes: Principios y potestades (1969); Días de guardar (1971), sobre la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968; Amor perdido (1976), libro centrado en algunas figuras míticas del cine, la canción popular, el sindicalismo, la militancia de izquierda y la ideología burguesa; Entrada libre (1987), donde recogió sus crónicas sobre la nueva sociedad mexicana; Escenas de pudor y liviandad (1988), que disecciona con humor, acidez y ternura el mundo del espectáculo; Los rituales del caos (1995), donde pinta una panorama desolador, en medio de la debacle de la clase política y la crisis de la democracia; y otras recopilaciones como Sabor a PRI, ¿De qué se ríe el licenciado? y Rostros del cine mexicano.

Pero su género predilecto fue el ensayo, en el que trató variados temas relacionados con la cultura mexicana. Destacan entre ellos Características de la cultura nacional (1969); Historias para temblar: 19 de septiembre de 1985 (1988); Aires de familia: cultura y sociedad en América Latina (2000) y Yo te bendigo, vida (2002), sobre la vida y la obra de Amado Nervo. Editó además diversas antologías literarias en las que su puso de relieve su reivindicación de la poesía y la canción popular: La poesía mexicana del siglo XX (1966), La poesía mexicana II, 1914-1979 (1979), La poesía mexicana III (1985), Lo fugitivo permanece. 20 cuentos mexicanos (1990) o Amanecer en el valle del Sinú: antología poética (2006), a partir de la obra del poeta Raúl Gómez Jattin.

Entre sus textos biográficos destaca Frida Kahlo: una vida, una obra (1992). Su única incursión en la narrativa fue el Nuevo catecismo para indios remisos (1982). Recibió entre otros reconocimientos el premio Villaurrutia (1996) y el Anagrama de Ensayo (2000), que le fue concedido en España por su obra Aires de familia: cultura y sociedad en América Latina. En 2006 recibió el premio Juan Rulfo y publicó Imágenes de la tradición viva. Sus últimos títulos fueron Las alusiones perdidas (2007) y El 68, la tradición de la resistencia (2008).

 

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