CAMPECHE.- A las puertas de recibir el 2026, los pasillos del mercado principal de Campeche “Pedro Sainz de Baranda” se han pintado de colores y algarabía con la llegada de las tradicionales piñatas de “Año Viejo”. Comerciantes de la zona de “Los Dulceros” y áreas aledañas han comenzado la distribución masiva de estos personajes, los cuales son buscados por locales y visitantes para cumplir con el ritual de despedir el ciclo que termina.
Este año, la noticia que ha corrido entre los marchantes es el accesible precio de estas piezas, las cuales se ofrecen en apenas $200 pesos.
Los locatarios señalan que han decidido mantener costos bajos para fomentar que ninguna familia campechana se quede sin su muñeco, adaptándose a la economía actual sin dejar morir la tradición. Estas piñatas, elaboradas con papel, cartón y vistosos atuendos de tela, representan al clásico “abuelito” con barbas de algodón o personajes que marcaron tendencia durante los últimos meses.
QUEMA DEL AÑO VIEJO
La quema del “Año Viejo” es una de las tradiciones más arraigadas en el sureste de México y particularmente en el estado de Campeche. El ritual consiste en prender fuego al monigote justo a la medianoche del 31 de diciembre. Para los campechanos, el fuego actúa como un elemento purificador; quemar al “viejo” simboliza dejar atrás las deudas, las enfermedades, los rencores y todos los momentos amargos acumulados durante los 365 días previos.
Tradicionalmente, estos muñecos se rellenan con pirotecnia para que, al sonar las doce campanadas, el estruendo anuncie el fin de una era y el inicio de otra. No obstante, en años recientes, la versión de “piñata” ha ganado terreno debido a las regulaciones de seguridad, permitiendo que las familias puedan disfrutar de la simbología del personaje de una manera más controlada o incluso rompiéndola como una piñata convencional rellena de dulces si prefieren evitar el uso de pólvora.
El significado cultural de esta práctica trasciende el simple entretenimiento. Representa la esperanza y la renovación. Al ver al muñeco consumirse, los asistentes suelen expresar deseos de prosperidad y salud para el ciclo venidero. Es un momento de unión comunitaria donde los vecinos salen a las puertas de sus casas para compartir el espectáculo visual y el fuerte aroma a copal o pólvora que inunda las calles de la capital campechana durante las primeras horas del 1 de enero.
Para quienes aún no cuentan con su “viejo”, los comerciantes del Pedro Sainz de Baranda invitan a la población a acudir antes de que se agoten. Con el precio estándar de $200 pesos, se espera que las ventas alcancen su punto máximo este 30 y 31 de diciembre, asegurando que la emblemática figura del anciano de trapo siga siendo el protagonista indiscutible de la última noche del año en los hogares campechanos.

