CDMX – El Papa León XIV pronunció su tradicional mensaje navideño Urbi et Orbi desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, ante miles de fieles reunidos en la plaza bajo un cielo nublado y millones que siguieron la transmisión mundial.
En esta, su primera Navidad como sucesor de Pedro, el Pontífice estadounidense colocó el acento en transformar la celebración del nacimiento de Jesús en un compromiso activo por la paz, la justicia y la fraternidad.
Partiendo de las palabras litúrgicas de la Misa de medianoche —“Alegrémonos todos en el Señor, porque nuestro Salvador ha nacido en el mundo. Hoy, desde el cielo, ha descendido la paz sobre nosotros”—, León XIV subrayó que la Navidad no es solo un recuerdo histórico ni una fiesta consumista, sino una presencia viva que interpela el presente.
“El Nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz”, citó al santo León Magno, insistiendo en que esta paz no es abstracta, sino una tarea cotidiana que exige decisiones personales de diálogo, reconciliación y solidaridad.
El Papa destacó la relevancia del Niño Jesús como “luz en medio de la oscuridad” en un contexto global de conflictos armados, desigualdad, migraciones forzadas y crisis humanitarias. Exhortó a abrir el corazón a los que sufren exclusión o violencia —pobres, migrantes, refugiados, desempleados, explotados y presos—, recordando que rechazarlos equivale a rechazar a Dios mismo.
En el mensaje Urbi et Orbi, León XIV recorrió las “heridas abiertas” del mundo: pidió justicia, paz y estabilidad para Líbano, Palestina, Israel y Siria; invocó el valor para un diálogo sincero en Ucrania; y expresó cercanía a víctimas en Sudán, Myanmar, Haití y otras regiones olvidadas por injusticia, persecución o catástrofes.

