CAMPECHE.. – Con el corazón quebrado por la pérdida de su pequeño de 2 años, pero con una gratitud inquebrantable hacia quienes no lo han dejado solo, Edward Ramírez Franco aterrizó en suelo estadounidense. Sus primeras palabras al pisar el aeropuerto no fueron de queja ni de desesperación, sino de profundo agradecimiento: “Gracias por lo que hacen por mi familia”.
Apenas cruzó la puerta de arribos del Aeropuerto Intercontinental George Bush, Edward fue abordado por la prensa. A pesar del cansancio y la tragedia de haber perdido a su hijo, Federico Efraín, en el desplome de una ambulancia aérea, el padre mexicano se detuvo para reconocer el apoyo recibido de la sociedad civil y las fundaciones.
“Muchísimas gracias por todo lo que hacen por mi familia, por mis hijos, por mi esposa. Darles muchas gracias. Estoy bien, estoy bien”, expresó conmovido ante las cámaras.
UN REENCUENTRO
Edward pudo viajar gracias a una visa humanitaria gestionada tras el accidente del vuelo Mérida-Texas. Para él, cada mano extendida ha sido un bálsamo en el momento más oscuro de su vida. Su enfoque principal, más allá del dolor, fue resaltar la ayuda de la gente y de la fundación encabezada por la señora Virginia Sendel, que ha sido clave en este proceso.
El destino de Edward tras sus declaraciones fue el hospital donde se encuentra su esposa, Julia Araceli Cruz, sobreviviente del siniestro. Aunque el motivo de su viaje es doloroso —recuperar el cuerpo de su pequeño y vigilar la salud de su compañera—, su actitud ha sido una de constante reconocimiento hacia los demás.
