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26 diciembre, 2025

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EL PILOTO NO CONOCERÁ A SU HIJO

NACIONAL. Detrás de la tragedia aérea que enlutó a la Secretaría de Marina (SEMAR) y a Campeche, hay una historia que ha estremecido a los habitantes de la comunidad de El Pantano. El Teniente Luis Enrique Castillo Terrones, piloto de la aeronave siniestrada, regresará a su hogar dentro de un féretro, dejando un vacío imposible de llenar. Se había convertido en padre recientemente, pero sus actividades lo mantenían lejos de casa; ahora, el destino le negó incluso la posibilidad de conocer a su bebé.

A sus 29 años, Luis Enrique no solo era un oficial respetado, sino un hombre cuya vocación de servicio lo acompañaba desde la infancia. El pasado lunes 22 de diciembre, esa misma entrega lo llevó a pilotar el Beechcraft King en una misión humanitaria junto a la fundación Michou y Mau, trasladando a un pequeño Federico Efraín Ramírez Cruz de dos años que sufría quemaduras graves.

Sin embargo, la aeronave se desplomó en las aguas de la bahía de Galveston, Texas. Tras horas de angustia para su familia, que esperaba noticias afuera de su casa en Tierra Blanca, un boletín oficial confirmó lo peor: Luis Enrique era la sexta víctima mortal localizada.

LA NOTICIA

La noticia ha calado hondo debido a la situación personal del oficial. Mientras cumplía con su deber en las fuerzas armadas, Luis Enrique se convirtió en padre. Debido a sus responsabilidades y despliegues, el encuentro con su hijo de apenas 90 días de nacido estaba pendiente.

“Cuando me avisaron, fue tan grande la sorpresa que no sabía si gritar, llorar o salir huyendo del susto”, relató con la voz entrecortada su padre, don Eduardo Castillo Córdoba.

A pesar del dolor, su familia lo recuerda con orgullo. Desde pequeño, Luis Enrique destacó por ser un joven bondadoso que ayudaba a sus compañeros de escuela, una chispa que lo llevó a convertirse en marino y, finalmente, a entregar su vida en un último acto de heroísmo intentando salvar a un niño.

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Los restos del Teniente Terrones podrían llegar a su natal Tierra Blanca entre viernes y sábado, dependiendo de las gestiones de la Secretaría de Relaciones Exteriores. En su humilde vivienda de El Pantano, su familia y amigos ya preparan el lugar donde será velado, para finalmente darle la sepultura que merece un hombre que, aunque no pudo conocer a su hijo, le dejó el legado de un héroe.

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