CDMX. –Por fin, después de años de litigios interminables, evasivas legales, espectáculos mediáticos y una guerra digital sin cuartel, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha puesto fin a una de las batallas fiscales más emblemáticas de la historia reciente de México. Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, Banco Azteca y Elektra, deberá pagar cerca de 50 mil millones de pesos en adeudos fiscales acumulados, con recargos y multas incluidos.
Una cifra monumental, sí, pero sobre todo un símbolo poderoso: el Estado mexicano, por primera vez en mucho tiempo, rompe con décadas de sometimiento ante el poder económico de los grandes magnates. Es decir, nadie está por encima de la ley.
Durante años, Salinas Pliego se presentó como un empresario “rebelde”, un outsider que “decía la verdad sin filtros” desde sus plataformas mediáticas y sus redes sociales.
Construyó una narrativa de víctima permanente: perseguido por el gobierno, mártir del “populismo”. Pero lo que queda al descubierto hoy es que ese discurso era la máscara perfecta del privilegio: Un empresario que se negó sistemáticamente a cumplir con las mismas reglas que acatamos millones de mexicanos comunes.
