El aire en Villahermosa vibraba con una expectativa palpable. El sol bañaba la ciudad, pero era el brillo de una estrella la que iluminaba el día: Fátima Bosch, la flamante Miss Universe 2025, regresaba a su tierra natal, Tabasco, y qué mejor que con una gran recepción en el hotel Quinta Edén.
La llegada de Fátima no fue un evento cualquiera; fue una marea de emociones desbordadas, un torrente de cariño y un estallido de orgullo tabasqueño.
Fátima, radiante y sonriente, fue recibida con un abrazo cálido y sincero, de parte de don Miguel Cantón Zetina, Director General de Grupo Cantón reflejo del profundo afecto que le profesa.
Al cruzar el umbral, las miradas se dirigieron hacia ella, y fue don Miguel Cantón, quien rompió el silencio con una exclamación que resonó en cada rincón: “¡Llegó la reina! ¡Y no cualquier reina, la del mundo!”.
Sus palabras encapsularon el sentir de todos los presentes. No solo se celebraba la belleza de Fátima, sino su esencia, su raíz y el orgullo que representa para Tabasco y para México. El salón se llenó de aplausos y vítores, un eco del amor y la admiración que Fátima ha cosechado.
La bienvenida fue un tapiz de colores y sensaciones. En la comida organizada en su honor, la música se mezclaba con las conversaciones animadas, creando una atmósfera festiva y familiar. Fátima, rodeada de su gente, irradiaba una humildad y gratitud que conmovieron a todos.
Su mirada recorría el salón, deteniéndose en cada rostro, reconociendo el apoyo incondicional que la ha acompañado desde sus inicios.
Don Miguel Cantón, con una emotividad palpable, no solo la recibió como Miss Universe, sino como “su sobrina favorita”, un gesto que subrayó la cercanía y el cariño personal que la une a la familia Cantón. Su discurso fue un poema dedicado a las cualidades de Fátima: su fortaleza espiritual, su vocación de servicio, su amor por el prójimo y su profundo compromiso con Tabasco.
Al finalizar, Fátima Bosch se despidió con la certeza de que su tierra natal es su refugio y su fortaleza.
La bienvenida en Tabasco no fue solo un evento, fue una reafirmación de sus raíces, un impulso de amor y un recordatorio de que, sin importar cuán alto vuele, su corazón siempre pertenecerá a esta tierra que la vio nacer y crecer. La reina del mundo, Fátima Bosch, sintió en cada instante el calor y el orgullo de ser tabasqueña.
