MÉXICO.- En medio del mar de fieles que inunda la Basílica de Guadalupe este Día de la Virgen, un grupo de danzantes provenientes de Ahuacatlán, en la Sierra Norte de Puebla, arribó con trajes típicos multicolores, penachos de plumas e instrumentos musicales tradicionales para ofrecer sus sones regionales como manda de gratitud.
Entre ellos destaca Jessie, una niña de apenas 12 años, quien con entusiasmo compartió su motivación: “Me gusta porque vengo con personas que quiero y puedo agradecer a la virgen”. Su participación simboliza la transmisión generacional de esta devoción, en un municipio donde las tradiciones náhuatl y totonaca se fusionan con la fe guadalupana.
Los danzantes de Ahuacatlán, conocidos por sus coloridos atuendos que incluyen elementos como charros, arlequines y guerreros, realizan esta peregrinación año con año para preservar sus costumbres y agradecer milagros recibidos.
En esta ocasión, su baile en el atrio de la Basílica se une al mosaico de expresiones culturales que caracterizan las celebraciones del 12 de diciembre, donde millones de peregrinos llenan el recinto con música, copal y promesas cumplidas.
