CAMPECHE, CAMP. Una temporada que debería oler a canela y a luces cálidas suele venir acompañada de una sombra conocida: el uso descuidado de pirotecnia. No es un problema de este diciembre en particular, sino un ciclo que se repite cada año con incidentes que van desde decomisos hasta menores lesionados.
Esa película ya se ha repetido en el estado una y otra vez, por lo que el llamado es a denunciar la venta ilegal de estos productos ya que continua la advertencia directa para evitar accidentes y tragedias.
Anuar Dager Granja, titular de la Secretaria de Protección Civil, explicó con detalle cómo se regula la pirotecnia y dónde suele romperse la cadena de responsabilidad. Y esto está en los permisos que los otorga la Secretaría de la Defensa Nacional, los cuales deben ser avalados y solo Protección Civil solo puede supervisar y verificar. Cuando alguien sospeche de ventas sin permiso, pidió que no se asuma lo peor ni se haga justicia por mano propia: “Repórtenlo al 911 y nosotros verificamos”, insistió. Esa parte del proceso funciona… hasta que los explosivos llegan a casa.
El funcionario recordó que los incidentes más graves no ocurren en los operativos, sino en los patios, banquetas y salas donde adultos guardan pirotecnia sin cuidado o dejan que niñas y niños la usen sin vigilancia.
“No quiero ser fatalista”, dijo, pero puso sobre la mesa un antecedente duro, el año pasado un menor perdió varios dedos de la mano, además de múltiples decomisos, en especial en Ciudad del Carmen, donde —reconoció— hubo un operativo “puntual” del Ayuntamiento en dicho municipio.
Más allá de permisos y decomisos, Dager apuntó al punto ciego de siempre, la conducta humana. Recordó escenas que cualquiera ha visto en estas fechas: jóvenes lanzando petardos a los pies de otros “como si fuera un juego”, aun cuando se trata de explosivos capaces de amputar. “No tiene ningún sentido que agarres un explosivo y se lo avientes a alguien”, dijo, llamando a terminar con la normalización de ese “jugueteo” que se convierte en accidente en un segundo.
La recomendación se extendió también a las autoridades municipales y comisarías, a quienes pidió evitar el uso de pirotecnia en eventos públicos o, si la usan, hacerlo bajo protocolos formales. Y anunció que la Secretaría ofrecerá cursos en línea para quienes quieran aprender a supervisar de manera segura.
Pero dejó claro que ninguna capacitación sustituye la vigilancia cotidiana: “La mejor vigilancia es la ciudadana… y principalmente la de los padres”.
Con el calendario marcando ya la mitad de la temporada decembrina, la advertencia vuelve a sonar, no se trata de prohibir la fiesta, sino de impedir que termine en una sala de urgencias. Las luces pueden brillar sin que nadie pierda una mano.
