CAMPECHE, CAMP. En el marco de las festividades guadalupanas, la fe se manifiesta no solo en las largas caminatas y oraciones, sino también en un acto de profunda caridad: la alimentación de los miles de peregrinos que visitan el Santuario de Guadalupe en el mismo barrio. Esto se ha logrado gracias al buen corazón de cientos de campechanos que pasan por la zona.
Yolanda Santamaría Durán, una incansable servidora, ha sido testigo y protagonista de esta noble labor que ya suma 15 años de entrega ininterrumpida. En una entrevista, compartió con entusiasmo cómo la ayuda a los devotos ha crecido, llegando a superar las 100 comidas diarias en esta temporada alimentando hasta hoy a mil 100 personas.
“Desde el 1 de diciembre estamos aquí y ellos están agradecidos, les damos de todo, aquí no se niega nada,” afirmó, destacando que el menú es variado y sustancioso, incluyendo espagueti, sándwiches, café, tamales, picadillo, arroz, frijoles y huevos con salchicha o jamón.
Aunque el año pasado lograron atender a 8,500 peregrinos, la cifra ha sido menor. Sin embargo, esto no desanima a los voluntarios. “Eso no significa que la fe por estos festejos y la adoración a la Virgencita se hayan esfumado,” explicó Santamaría Durán, “sino que apenas es 5 de diciembre, y se prevé que en próximos días lleguen más.”
CORAZÓN GRANDE QUE SE MULTIPLICA
El éxito de esta misión caritativa radica en la colaboración comunitaria. Si bien los voluntarios aportan una parte, la ayuda más grande proviene de la sociedad. Doña Yolanda confirmó que sí pueden recibir donaciones y que la gente ya conoce esta necesidad.
La labor de doña Yolanda y su equipo es una verdadera maratón de generosidad, que se extiende desde las 7 de la mañana hasta la 1 de la madrugada. La atención está dirigida a “mayores, adultos, jóvenes y hasta niños, que gozan nuestro alimento.”
Pero esta misión no se podría lograr sin el apoyo del voluntariado, quienes además de llevar alimentos se unen a la preparación. “El corazón de la gente es grande,” reitera, al destacar que muchos llegan a ayudar a preparar los alimentos y a envolver las tortas y sándwiches.
Esta iniciativa no solo alimenta el cuerpo de los peregrinos, sino que también refuerza el espíritu de solidaridad y el agradecimiento, demostrando que la fe en la Virgen de Guadalupe se celebra también a través del servicio incondicional y lleno de amor.

