MÉXICO.- “Nos interesa la cero impunidad, tanto en la delincuencia organizada como en los delitos de cuello blanco”. Con esa frase contundente, la presidenta Claudia Sheinbaum puso en el centro del escenario nacional dos de los casos emblemáticos de corrupción fiscal que la 4T se propuso combatir desde 2018.
Víctor Manuel Puga, señalado como el cerebro de una red que expidió facturas falsas por más de 10 mil millones de pesos, ya está detenido en Estados Unidos. México activó de inmediato el tratado de extradición. “Fue la información que nos dieron en el Gabinete de Seguridad y se está pidiendo su extradición”, confirmó Sheinbaum, quien instruyó personalmente a la encargada de despacho Ernestina Godoy y al próximo fiscal o fiscala que el caso sea prioridad absoluta.
Al mismo tiempo, Raúl Beyruti Sánchez –conocido como el “rey del outsourcing”– dejó de ser intocable. Desde septiembre de 2021 pesa sobre él orden de aprehensión por defraudación fiscal equiparada y delincuencia organizada. A pesar de haber vendido empresas en 2023 y de obtener un amparo en septiembre de 2025, la presidenta fue clara: “El nuevo equipo de la Fiscalía tiene que ver este y otros casos. No puede haber impunidad”.
La instrucción es tajante: Cero tolerancia con quienes saquearon al erario mediante empresas fantasma y subcontratación ilegal. Lo que en sexenios anteriores quedaba en carpetas de investigación o se frenaba con suspensiones judiciales, hoy tiene fecha de caducidad.
“Lo importante es que se acabe este flagelo de las factureras y que aquellos que lo sigan haciendo haya sanción”, sentenció Sheinbaum.
La ofensiva forma parte de la misma línea que permitió, durante el gobierno del presidente López Obrador, recuperar más de 2 billones de pesos en evasión fiscal y sentar en el banquillo a grandes defraudadores que antes eran considerados “intocables”.
Con la llegada del nuevo titular de la FGR –cuyo nombramiento está próximo–, estos dos expedientes serán la primera gran prueba de que en la segunda etapa de la 4T la justicia alcanza por igual a quien delinque con pistola y a quien lo hace con pluma fuente y maletín.
El mensaje es claro: en México ya no hay delincuentes de primera ni de segunda. Y los grandes factureros lo están viviendo en carne propia.
