CDMX – Mientras millones de mexicanos iniciaban su semana laboral, un puñado de bloqueos en 17 estados intentó paralizar al país. Carreteras federales y estatales cerradas, casetas tomadas, ciudadanos varados: el clásico espectáculo de presión que ya conocemos demasiado bien. La Secretaría de Gobernación lo dejó claro: no había motivo real para estas acciones.
El Gobierno de la Cuarta Transformación ha mantenido, durante meses, más de 200 reuniones con productores agrícolas y transportistas. Doscientas. Mesas permanentes con la Guardia Nacional y la SICT para garantizar seguridad en carreteras, protección de rutas y mercancías, afirmó la titular de la Secretaría de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.
Diálogo abierto, propuestas sobre la mesa, avances concretos. Tanto así que la inmensa mayoría de las organizaciones transportistas se deslindó de los bloqueos y sólo una minoría radical decidió salir a reventar el día laboral de los mexicanos.
Entonces, ¿por qué bloquear si las puertas del gobierno están abiertas de par en par? La respuesta es obvia: Porque el objetivo no era resolver demandas, sino generar caos, titulares negativos y desgastar al gobierno que está transformando México.

