CAMPECHE, CAMP. En dos puntos del estado, el silencio de la selva baja fue sustituido por el ruido de maquinaria que no tenía permiso para estar ahí. La consecuencia llegó rápido, la Profepa reveló que clausuró dos predios donde se arrasaron 59.9 hectáreas de vegetación para convertirlas en potreros, una herida ambiental de gran escala en una zona considerada de atención prioritaria.
Los inspectores llegaron el 6 y 7 de noviembre y encontraron lo que ya era imposible ocultar: 4.7 hectáeas devastadas en el asentamiento menonita Chavi, en Tenabo, y otras 55.2 en terrenos del ejido Felipe Carrillo Puerto, en Champotón.
En ambos lugares, la vegetación de selva baja caducifolia había sido eliminada por completo para abrir paso a la ganadería, pese a no contar con la autorización de cambio de uso de suelo que debe emitir la Semarnat. Lo que se perdió no es poca cosa.
Champotón forma parte de las Zonas Críticas Forestales del estado, áreas donde la vigilancia es permanente por la presión creciente sobre los ecosistemas. Aun así, el avance de las excavadoras superó la ley, y la Profepa tuvo que intervenir con la medida más inmediata: clausura total temporal de las actividades y levantamiento de actas de inspección para frenar el daño.
